Eliveria
Si a voluntad del corazón pudiera
Oír sus celestiales armonías,
Como en las horas de mi edad primera
Los suspiros del viento en las umbrías;
Si luz que en sus miradas reverbera
Viniese a iluminar las noches mías,
Como argentó la luna placentera
Las noches, ¡ay!, de mis felices días,
¡Cuánto que aquí en la mente grande y bello
Surge y muere al nacer, desconocido,
Brotara de sus ojos al destello!
¡Cuánto... Locura! Hiel... dolor... ruido
Fue la existencia, y tus umbrales huello,
¡Oh muerte, ansiando desamor y olvido!