Elementos de economía política: 52
§. III. De las objeciones opuestas a esta doctrina.
editar 366. Primera objeción. Si los productos se compran unos con otros, ¿cómo es que hay crisis? o en otros términos: ¿en qué consiste que en ciertas épocas todos los productos sobran a la vez, y que no se encuentra nada que vender?
Primeramente, todos los productos no sobran a la vez, porque en este caso se harían cambios. La superabundancia de algunos productos solamente es lo que llama la atención, porque los tenedores se quejan de ella; y esto es tan cierto, que basta a veces el envilecimiento de un producto para que por todas partes se vaya diciendo: «El comercio está perdido; nada se vende»; lo cual es verdad, a causa de la mancomunidad que acabamos de señalar entre las diferentes industrias.
367. Segunda objeción. ¿Por qué en el caso contrario, es decir, a pesar de un precio elevado, no se crean ciertos productos en cantidad suficiente?
Esta objeción puede hacerse, dice J. B. Say, con motivo del poco azúcar que se producía en 1812 y 1813 [1], a pesar de su alto precio, cuando se hubiera vendido muy bien y hubiera servido para comprar las indianas, que habían caído en el mayor descrédito.
En aquella época el comercio estaba acompañado de tantos peligros, que había que comprar el azúcar en Europa, donde no se sabía aún producirle; a diez francos el kilogramo; pero a este precio se hallaban pocos compradores, por consiguiente pocos vendedores de azúcar, y por consiguiente también menos compradores de indianas.
- ↑ En Francia durante el rigoroso bloqueo continental establecido por Napoleón para herir de muerte el comercio inglés. Entonces empezó en Francia la fabricación en grande del azúcar, a falta del colonial.