Elementos de economía política: 37


Capítulo IX : Del capital (continuación). Del capital. En monedas. editar

    • I. Oficio y cualidades de la moneda.
    • II. Cualidad de los metales preciosos.
    • III. Consideraciones sobre el valor de las monedas; la moneda no es ni un signo de los valores, ni la medida exacta de los mismos.
    • IV. Comparación del valor de los diferentes metales amonedados. -Monedas de cobre.
    • V. -Consideraciones sobre la forma, la composición y el nombre de las monedas.
    • VI. Del numerario.

§. II. Cualidades de los metales preciosos. editar

273. Las numerosas propiedades que poseen el oro y la plata les dan el privilegio de ser, bajo un volumen reducido, aptos para una multitud de usos, sea para objetos de lujo, sea para objetos de una utilidad científica o industrial. A estas propiedades, que los hacen codiciables, esos dos metales agregan la ventaja de ser raros y de una producción costosa y limitada. De los dos, el oro es el que las posee en primer grado, y es también el que más vale, es decir, aquel por el que se consiente en dar en cambio mayor cantidad de mercancías cualesquiera. Esa rareza y esa dificultad de extracción parecen a primera vista un mal, en cuanto privan a muchos individuos del uso de los metales preciosos para los utensilios y para los muebles; pero este inconveniente es levísimo, y aun resulta nulo cuando los metales preciosos se emplean como moneda. En efecto, su rareza, dando un gran valor a un objeto muy pequeño, permite trasportar a poca costa de un sitio a otro valores cuantiosos.
274. Hace veinte y cinco años se pensó en hacer del platino un metal monetario a semejanza del oro y de la plata; aquel cuerpo goza en general (salvo el brillo metálico) de las mismas propiedades físicas y químicas, y se halla también en las mismas condiciones de rareza y carestía de producción que los metales preciosos. La Rusia ha hecho acuñar algunas monedas de platino, pero ha sido preciso abandonarle para los cambios, porque la fabricación del nuevo metal ha hecho en poco tiempo grandes progresos, y su valor no ha tenido la duración ni la constancia que el del oro y la plata. El platino vale en este momento dos o tres veces más solamente que la plata, después de haber tenido un valor igual al del oro.
275. La dificultad que se ha hallado para inaugurar las monedas de platino se hallará siempre que, debidos a la química los medios de obtener un metal hermoso, raro y útil, se quiera valerse de él para reemplazar al oro y la plata. El cobre se emplea para las monedas en toda Europa; pero su oficio, que más adelante explicaremos, no es el de mercancía-moneda (§. IV).
276. Es cosa muy digna de atención que nunca el oro y la plata se han hallado con suma abundancia, y que por otra parte, los gastos de extracción han sostenido regularmente su valor, por el contrario de lo que ha sucedido con los demás metales. A medida que se ha llegado a sacar de la tierra una gran cantidad de hierro o de cobre, las monedas hechas con estos metales han tenido los inconvenientes anejos a los productos de valor demasiado escasos, que son excesivamente abultados y de muy difícil acarreo, inconvenientes capitales para un producto continuamente destinado a cambiar de posesor. Es fama que Licurgo quiso que la moneda fuese de hierro, cabalmente para que no se pudiese allegar ni trasportar fácilmente una gran cantidad de ella; pero como su ley contrariaba uno de los principales usos de la moneda, debió necesariamente ser violada. Hasta ahora el oro y plata no son bastante raros, ni por consiguiente bastante caros para que la cantidad de oro o de plata equivalente a la mayor parte de las mercancías se sustraiga por su pequeñez a la percepción de los sentidos, ni tampoco son bastante vulgares para que sea preciso trasportarlos en gran cantidad para representar un gran valor: acaso algún día estarán sujetos a esos inconvenientes si se descubren nuevas y abundantes minas. ¿Qué se hará entonces?... Lo que se pueda. Tal vez se acuñará moneda con platino o con otros metales que no conocemos aún sino imperfectamente, tales como el paladión y la titana, o en fin, con productos que todavía no conocemos. La verdad es que la resolución del problema de la piedra filosofal introduciría una gran perturbación (probablemente momentánea) en las relaciones mercantiles de la Europa, y en suma, aun cuando el oro y la plata podrían emplearse en una multitud de usos de que los aleja en la actualidad su carestía, es de desear que su producción continúe siendo limitada, a fin de que sigan prestando los mismos servicios. Los físicos y los químicos, que aguardan tan brillantes resultados de sus procedimientos galbánicos, se hacen, por consiguiente, ilusión bajo el punto de vista económico.
277. En muchas naciones modernas las monedas de oro y de plata se reemplazan en parte con monedas de papel. (Véase el cap. X, §. V.)