El valor de las mujeres/Dedicatoria

El valor de las mujeres
de Félix Lope de Vega y Carpio
Dedicatoria
Elenco

Dedicatoria

El valor de las mujeres

Félix Lope de Vega y Carpio

 


Dedicada al Doctor Matías de Porras, Capitán de la Real Sala de las Armas, Familiar del Santo Oficio, y Corregidor, y justicia mayor de la provincia de Canta, en los Reinos del Pirú

Estando Cicerón en Atenas, le escribió su amigo Celio que deseaba que le escribiese y dedicase alguna obra suya, y diole por causa deste deseo, «Ut intelligamus nos tibicura esse»; y de habérsela dedicado, «Quod nostrae amicitiae memoriam posteris quoque prodat». Lo que viniera en esta ocasión muy a propósito, si como vuesa merced puede ser Marco Celio, yo fuera Marco Tulio, pero porque en alguna manera se satisfaga a la obligación y se ofrezca a la memoria lo que tan de justicia se le debe, aplicando «Ex tam multis tuis monumentis» (como el mismo Celio dijo) a la copia de los escritos que van saliendo (aunque deste atrevimiento no fui yo el principio) dedico a vuesa merced esta pequeña parte, grande por la voluntad y inmensa por el deseo. Y porque con las demás, si tuviere dicha de llegar a ese mundo, divierta a vuesa merced de los cuidados y trabajos de tan impensado suceso, causa, que cuando fuera cierta, por ser de la voluntad, no merece tan airada censura, sin advertir que puso Dios ojos al entendimiento para que mirasen los hombres dentro de sí, lo que con los del cuerpo ven en los otros. Diome pena que la parte que a vuesa merced pide haya pasado sus quejas por tantos mares. En mi vida vi deshonor que no se contentase, que le supiese un mundo, pues quiere trayéndole al nuestro, que le sepan entrambos. Favor tendrá vuesa merced aunque le parezca que le deja en Lima, porque ayudar al amigo, «dulcissimum est», como fue sentencia del Filósofo, y tiene vuesa merced tantos que no les puede caber a paso desta solicitud. Pero dejando aparte penas, y para olvidarse dellas, trasladando la plática a diferentes cosas de las que solíamos tratar en nuestros estudios, y que hacen más a propósito de la propuesta materia, ya (gracias a Apolo) hay tantos poetas en España, que en las pasadas justas de la Beatificación de nuestro Santo, hubo tres mil y seiscientos y cuarenta papeles de versos, aunque parezca este el número fabuloso de las mujeres que trujo la reina Talestris en la visita de Alejandro.

El valor de las mujeres

Félix Lope de Vega y Carpio

 


Bien haya terreno que tal produce. Mas, pues vuesa merced es médico, me holgaría de saber: ¿por qué, o cómo se llama esta manera de escribir ‘Manía’, si no es nombre genérico?, y ¿por qué dice Platón «que sin ella no puede haber ingenio grande», si su difinición es «Infectio anterioris partis cerebri, cum priuatione imaginationis»?; siendo la imaginativa la esencial parte del poeta, la oficina de sus conceptos y pensamientos. De los manes puede haber procedido que Vives en la exposición de la ciudad de Dios de San Agustín los tiene por el buen Genio, que llamaban Bonus Demon los antiguos, «id est, animus virtute perfectus», que no aquella sombra o madre de los lémures y larvas. Aquí conoció vuesa merced un hombre, que vuelto loco de amores de una señora título, escribió excelentes versos, siendo ignorante, debe ser por la sequedad del celebro. Pero, ¿cómo no le ofendía la privación de la imaginación? Lo que es infalible es que «Omnes operationes multo elegantiores sunt in cerebro temperato», si bien en los destemplados es más valiente la fantasía. Son los cálidos ingeniosos, aunque inconstantes, y al contrario, los húmidos, los fríos pertinaces en su opinión, ni valen para el ingenio, ni para el juicio, como son ejemplo las mujeres, cuyo consejo, el primero es bueno, el segundo temerario y el tercero perverso. Fue máxima de los estoicos «Omnes insipientes esse insanos».

El valor de las mujeres

Félix Lope de Vega y Carpio

 


Dispútala Cicerón en el tercero de las Cuestiones Tusculanas. El nombre de insania significa «mentis agrotationem». Los filósofos llamaron enfermedad las perturbaciones del ánimo, «Omnes insipientium animi in morbo sunt», porque «Omnes insipientes insaniunt», presumo que es «insanire», escribir con ignorancia; y así lo he visto en las obras de muchos, uno de los cuales, «lego a natiuitate», corriendo por toda el Andalucía sus comedias, jamás han sido afectas en esta Corte, disposición diagnóstica para saber la duración y efetos de semejantes cometas. Deseo que el excelentísimo Príncipe acabe su gobierno felicemente, de que me dicen que está cerca, para que gocemos de su divino ingenio como solíamos, y veamos a vuesa merced libre de enemigos bárbaros, tan lejos de la Patria, cuya privación tanto mal pareció a Eurípides, teniendo Quintiliano por mejor «ser despojado de los propios, que vendido de los ajenos». Refiere Tulio, que el divino Platón se fue de la conversación de Sócrates en el Pireo, fingiendo que iba al templo, por no detener un hombre tan venerable tan largo tiempo, a cuyo ejemplo podrá ser esta Epístola culpada, de quien ignorase mi amor, y que hablo con vuesa merced para todo un año, pues hay tanto mar enmedio, porque yo, «Siue in extremis penetrarit Indos» (como dijo Catulo) «hoc amem necesse est». Olvideme de decir que en estos patios de Palacio vi la persona que a perseguir su mismo honor pasó a España desde las más remotas Indias, «Tenedius homo», como dice el Adagio, y que difícilmente romperá la tenacidad de su primera aprehensión. Marcela es ya monja descalza. Lope está en Sicilia con el excelentísimo Marqués de Santa Cruz, mi señor y mi protector. Feliciana se halla con poca salud. Al jardinillo quité los pájaros, porque venían los defuera a hurtarles el sustento, como ahora sucede a muchos poetas. Los libros del estudio tienen menos polvo como es mayor la edad. En materia de la plata que allá sobra, «Zonam perdidi». Dios guarde a vuesa merced y le traiga con bien a España.
Su capellán y verdadero amigo, Lope de Vega Carpio.