El tutor y la planta
Una planta delicada recién colocada en un jardín, necesitaba tutor para resistir los asaltos del viento; y el jardinero, no teniendo a mano ninguna rama seca, cortó un gajo de sauce, y lo clavó en la tierra para sostener a la planta débil.
Durante algún tiempo, todo anduvo bien; pero cuando vino la primavera, la rama de sauce se cubrió de hojas, aparentando proteger con ellas a su pupila, quitándole en realidad todo el sol y echando raíces tan grandes que pronto chuparon toda la savia del suelo. A los pocos meses se marchitó la plantita y murió, mientras que el tutor seguía creciendo; ¡como si para crecer él lo hubieran colocado en ese sitio!
No lo hizo por maldad; fue casi sin pensar, y la culpa era del jardinero, por no haber sabido elegir el tutor.