El triunfo del zorro
Volvían de una guerra sangrienta todos los animales de pelea y se dirigían al sitio donde se debía hacer la distribución de medallas. Al frente del ejército marchaba el tigre rodeado de su brillante estado mayor; pero muchos de los más valientes guerreros faltaban de las filas, habiendo muerto en rudos combates.
Muy cerca del tigre caminaba el zorro, tomando aires de conquistador que poco concordaban con la fama de... prudente que tenía, y todos, al ver pasar la comitiva, se admiraban de verlo tan erguido y dándose tanto corte como los animales de más reconocido valor.
¿Habrá realmente peleado mucho? se preguntaban todos. Y hasta se atrevió a preguntarle a él mismo el zorrino si de veras era candidato a la medalla, y en qué hechos de guerra se había distinguido.
-Amigo -le contestó el zorro-, la guerra ya pasó; cada cual ha cumplido con su deber. Decirle los hechos sería largo y molestaría mi natural modestia. Bástele saber que aquí estoy entre los sobrevivientes, y que sólo los muertos no caben en la lista de ascensos.