El trigo y la plata

El trigo y la plata
de Autor anónimo

  Pare su dorado carro
El rubicundo planeta,
La luna temple su curso
Y las errantes estrellas.
También los elementos,
Todos los astros atiendan
La más reñida pendencia
Entre el trigo y la moneda.
Pido a todos atención
Para que con ella pueda,
Sin temer mi rudo ingenio,
Salir bien de esta empresa,
Y contar a mi auditorio
La más reñida pendencia
Que han oído los nacidos
Y han escrito los poetas.
Para que sea notorio,
Quiero que todos lo sepan
Que el trigo y el dinero
Están en gran competencia
Sobre cuál de los dos es
De más sublimadas prendas.
Habló el dinero diciendo
Al trigo de esta manera:
¿Cómo, villano infame,
Te opones a mis grandezas,
Sabiendo que mis aplausos
Se ensalzan a las estrellas?
Pues si tú no lo supieres,
Será razón que lo sepas:
Mi nombre propio es dinero;
Hecho soy de tres materias,
Que son oro, plata y cobre,
Metales que el mundo aprecia.
Soy caballero cruzado
Aquí traigo la encomienda;
El rey sus armas me dió
Y las traigo por defensa.
Los más nobles caballeros
Y señores de altas prendas,
Me dan su lado derecho
Y me sientan a su mesa.
Yo soy el dueño del mundo,
Todos a mí se sujetan,
Yo hago al pobre poderoso
Discreto al que no naciera.
También de un soldado raso
Hago un general a priesa.
Doy dones y señoríos,
Puestos de honra y de grandeza;
Yo doy mitras y capelos,
Ducados y presidencias,
Gobiernos, corregimientos,
Alabardas y banderas,
Marqueses y condesados
Y otras muchas preeminencias.
Yo edifico casas, templos,
Villas, ciudades, aldeas,
Alcázares y palacios,
Castillos y fortalezas,
Catedrales y conventos
Y otras fábricas diversas.
Yo convierto en tierra llana
A la más sublime sierra;
Pongo viñas y olivares
Prados, jardines y huertas,
Yo hago los mayorazgos,
Los vínculos, las haciendas;
Yo tengo capellanías
Para los hombres de letras;
Tengo maestros de danzas,
Pintores de gran destreza;
Tengo para los enfermos
Doctores de grandes ciencias,
Barberos para sangrías,
Afeitar y sacar muelas.
Cirujanos para heridas,
albéitares para bestias,
Albardoneros, herreros,
Armeros para escopetas,
Carpinteros y torneros,
Sastrerías muy buenas.
También tengo de obra gruesa
Sombreros y coleteros
Y maestros de vihuela,
Roperos y mercaderes,
Mercaderías y tiendas.
Tengo fábricas de paño,
De lana, raso y de seda,
Fundas, damasco, persianas
Y otras exquisitas telas
Donde se visten los reyes
Y los hombres de altas prendas
Las fábricas de sayal,
De añascados y otras telas,
Bayetas y tafetanes,
Es todo bien de mi cuenta.
También tengo para pobres
Otras fábricas diversas
De sargas y paños pardos
Y lienzos de mil maneras.
Tengo para el pasajero
Mesones, posadas, ventas;
También tengo en las ciudades
Bodegones y tabernas;
Donde vendo por cuartillas
Vino, aguardiente, mistela.
Para el regalo del hombre
Tengo muchas cosas buenas:
Tengo pavos y capones,
Gallinas y pollas tiernas,
Pollos, liebres y conejos
Y toda clase de pesca;
Cerdos, vacas y carneros,
Muchos cabritos y ovejas,
Cerezas, brevas, duraznos,
Uvas, higos y camuesas.
Tengo leche, miel y huevos,
Canela, azúcar y almendra.
En el mar tengo navíos,
Bergantines y corbetas;
Por mí van las flotas indias
Y mil marchantes en ella.
Yo redimo a los cautivos,
Yo contra infieles doy guerra,
Yo visto al pobre desnudo
Y yo caso a la doncella.
El pobre por mí trabaja,
Por mí el rico se desvela
Y hago grandes amistades,
Venzo pleitos y quimeras.
Yo sé de todos oficios
Y entiendo de toda ciencia;
Yo tengo para pasearme
Sillas, coches y literas,
Y donde quiera que estoy
Jamas deentra la tristeza,
Sino gustos, pasatiempos,
Bailes, saraos y fiestas,
Gustos, entretenimientos,
Funciones, toros, comedias,
Corren toros y alcancías
Convites, banquetes, mesas.
Soy muy delgado de ingenio,
Tengo muchas agudezas.
Los ingenios de la azúcar
Yo los saqué de mi idea,
Los molinos del aceite
Y las casas de monedas.
En estancos de tabaco
Pongo millones y rentas,
Pongo plateros que hacen
Relicarios y cajetas,
Engarces para rosarios,
Cruces, medallas, cadenas,
Fuentes, hebillas y anillos,
Los botones y corchetas,
Cucharas y tenedores.
También para las iglesias
Se hacen lámparas y atriles,
Hisopos y calderetas,
Ciriales y candeleros,
Los cálices y patenas
Las custodias y copones
Que en el sagrario se encierran.
No quiero pasar da aquí
Pues si más decir quisiera,
En un año no acabara
De dar fin a mis grandezas,
Y ahora con atención
Sólo aguardo tu respuesta.
                   *

                *     *
  El trigo atento le escucha
Ya muy falto de paciencia;
Le dice: «calla, villano,
Suspende tu errante lengua,
Pues aquel que mucho habia,
Dice el vulgo, mucho yerra.
Y para que tú no inores
Tu vana, loca soberbia,
Te diré en breves palabras
Algunas de mis grandezas.
En vano cuentas las tuyas,
Que todas son apariencias.
Yo alimento al Padre Santo
En sólida silla regia,
A cardenales y obispos,
También al rey y a la reina,
Condes, duques y marqueses,
Caballeros de encomienda:
Al labrador en su afán,
A1 pderoso en su hacienda,
En su oficio al escribano,
A1 mercader en su tienda,
Al abogado en sus leyes,
Al imprentor en su imprenta,
En su gobierno a los jueces,
Al Presidente en su audiencia,
I al religioso en su celda,
En su juventu al mancebo,
En su casa a la doncella,
A1 anciano en su vejez
Y hasta al niño en su edad tierna;
En sus angustias al triste,
Al pobre de puerta en puerta,
En su ermita al ermitaño,
A1 solitario en su cueva,
Por el mar los navegantes,
Los soldados en la guerra,
AI jardinero entre flores
Y al hortelano en su huerta;
Con sus vacas al vaquero,
Y al pastor con sus ovejas.
Mantengo reinos, provincias,
Ciudades, villas, aldeas;
Yo alimento a toda España,
A Francia e Ingalaterra,
A Hungría y a Portugal,
Alemania y a la Suecia,
A Pekín y a la Turquía,
A Sicilia y a Bohemia,
A Borgoña y a Bretaña,
A Milán, Italia y Armenia.
Soy la quietud de los reinos.
De los campos la cosecha,
Doy abasto a los poblados,
Al gusto de la grandeza.
Soy consuelo de los pobres
Y el adorno de las mesas;
Sin de mí no hay gusto alguno
Sin de mí todo es tristeza.
Yo le doy al hombre paz,
En sus trabajos paciencia.
¿Pero, quieres tú saber
Lo que al hombre le acarreas?
Sabrás que por tí padecen
Sustos, congojas y penas,
Inquietudes y alborotos,
Mil insomnios y quimeras,
Muertes, robos y deshonras
Rabia, despecho y afrentas.
Eres padre del engaño,
De la avaricia y soberbia.
¡Cuántos hay que por vos pierden
El honor, fama y grandeza!
¡Cuántos por tí se han quitado
La vida y también la hacienda!
¡Cuántos por tí condenados
Para las llamas eternas!
Y si no, dime tú ahora
Qué logas o qué grandezas
Consiguió el rico avariento
Con ser tu amigo de veras?
E1 estará hecho un tizón
En las profundas cavernas.
Aquel gran traidor de Judas
Sólo por treinta monedas,
Cometió el mortal pecado,
Que mayor no hay ni se cuenta.
Dicen que edificas templos
Y haces obras de excelencia;
Pues de mí nos viene el pan
Manjar que todos aprecian,
Y de mí se hace la hostia
Que en la misa se ceiebra,
Y en fe de cinco palabras
Baja del cielo a la tierra
El Redentor de la vida.
¡Mira qué mayor grandeza!
En mí tiene su morada
Y sacramentado queda.
No quiero pasar de aquí
Pues bastante dicho queda
Con decir que es el palacio
Donde el mismo Dios se ostenta,
Trono donde se coloca
Y solio donde se sienta,
Medicina con que cura,
El pecador sus dolencias,
Pan del cielo, manjar dulce
Donde el mismo Dios se ostenta,
Con que el alma se alimenta.
Volviéndole las espaldas
Se va el dinero y lo deja
Al trigo con la victoria.,
Muy ufano de esta empresa.
Agora Sebastián López,
Pide perdón de la letra,
Y que las curiosidades
Queden para los poetas.