El trigo y la cizaña
-«¿Por qué en un campo de tan ricas mieses
»arraiga la cizaña?
»¿Por qué la espiga estéril se confunde
»con la espiga granada?»-
-«Es ley del orden físico, hijo mío;
»Dios quiso que brotaran
»en surco igual la yerba que destruye
»y la fecunda planta.
»Nuestra efímera vida lo es de prueba;
»y el hombre, en su jornada,
»para extinguir el mal y sembrar bienes,
»es fuerza que combata.
»¡Dichoso el labrador que, en noble aliento,
»blandió su hoz acerada,
»y de esas tierras de pomposo trigo
»quitó la yerba mala.»-
En el fecundo campo de la vida,
entre espigas lozanas,
se ostenta la miseria, horrible cáncer
de nuestra triste raza;
la prueba del dolor junto a la dicha,
el trigo y la cizaña.
¡Poderosos y ricos de la tierra:
Dios, en sus leyes sabias,
al darnos esa plaga os dio a vosotros
medios para extirparla!
Sacudid, sacudid tanta indolencia;
blandid vuestra hoz dorada,
y con ardiente y levantado esfuerzo,
y con la fe del alma,
combatid esa planta destructora:
así premie el Señor vuestra obra santa.