El teatro de los humildesJulio Herrera y Reissig
Es una ingenua página de la Biblia el paisaje...
La tarde en la montaña, moribunda se inclina,
y el sol un postrer lampo, como una aguja fina,
pasa por los quiméricos miradores de encaje.
Un vaho de infinita guturación salvaje,
de abstracta disonancia, remota a la sordina...
La noche dulcemente sonríe ante el villaje
como una buena muerte a una conciencia albina.
Sobre la gran campaña verde, azul y aceituna,
se cuajan los apriscos en vagas nebulosas;
cien estrellas lozanas han abierto una a una;
Rasca un grillo el silencio perfumado de rosas...
El molino en el fondo, abrazando a la luna,
inspira de romántico viejo tiempo las cosas.