El sueño engañoso

El sueño engañoso
de José Marchena


 Al tiempo que los hombres y animales   
 en hondo sueño yacen sepultados,   
 soñé ante mí los pueblos ver postrados   
 alzarme rey de todos los mortales.   
 

 Rendí el cetro a las plantas celestiales  
 de Alcinda, y mis suspiros inflamados   
 benignamente fueron escuchados;   
 me envidiaron los dioses inmortales.   
 

 Huyó lejos el sueño, mas no huyeron   
 las memorias con él de mi ventura,  
 la triste imagen de mi bien fingido.   
 

 El mando y el poder desparecieron.   
 ¡Oh de un desventurado suerte dura!   
 Amor quedó, mas lo demás es ido.