El sucesor del gótico arrogante
A la muerte del Rey de Suecia. Escribe en seso
El sucesor del gótico arrogante,
que fulminó dos veces Carlos Quinto,
en blanco armado, aunque de sangre tinto,
del Sacro Imperio presumióse Atlante.
Estaba el mundo en acto circunstante,
si bien el voto universal distinto,
cuando cayó de tanto laberinto,
con breve plomo, el ínclito gigante.
Mesuróse el león de España, el ave
del imperio paró las sacras plumas,
y el gran Melquisedec doró la llave.
Que suelen de olas infinitas sumas,
pensando, altivas, contrastar la nave,
nacer montañas y morir espumas.