El sombrero de tres picos (1874)/Capítulo XXVI
Capítulo XXVI: Reacción
El Corregidor seguía en la cama, tal y como acababa de verlo el tío Lucas por el ojo de la llave.
-¡Qué bien sudo, Garduña! ¡Me he salvado de una enfermedad! -exclamó tan luego como penetró el alguacil en la estancia-. ¿Y la señá Frasquita? ¿Has dado con ella? ¿Viene contigo? ¿Ha hablado con la Señora?
-La Molinera, Señor -respondió Garduña con angustiado acento-, me engañó como a un pobre hombre; pues no se fue a la ciudad, sino al pueblecillo... en busca de su esposo. Perdone Usía la torpeza...
-¡Mejor! ¡Mejor! -dijo el madrileño, con los ojos chispeantes de maldad-. ¡Todo se ha salvado entonces! Antes de que amanezca estarán caminando para las cárceles de la Inquisición, atados codo con codo, el tío Lucas y la señá Frasquita, y allí se pudrirán sin tener a quien contarle sus aventuras de esta noche. Tráeme la ropa, Garduña, que ya estará seca... ¡Tráemela y vísteme! ¡El amante se va a convertir en Corregidor!... Garduña bajó a la cocina por la ropa.