El sombrero de tres picos (1874)/Capítulo XVIII
Capítulo XVIII: Donde se verá que el tío Lucas tenía el sueño muy ligero
Cinco minutos después, un hombre se descolgaba por la ventana del pajar del señor alcalde; ventana que daba a un corralón y que no distaría cuatro varas del suelo.
En el corralón había un cobertizo sobre una gran pesebrera, a la cual hallábanse atadas seis u ocho caballerías de diversa alcurnia, bien que todas ellas del sexo débil. Los caballos, mulos y burros del sexo fuerte formaban rancho aparte en otro local contiguo.
El hombre desató una borrica, que por cierto estaba aparejada, y se encaminó llevándola del diestro, hacia la puerta del corral; retiró la tranca y desechó el cerrojo que la aseguraban: abriola con mucho tiento, y se encontró en medio del campo.
Una vez allí, montó en la borrica, metiole los talones, y salió como una flecha con dirección a la ciudad; mas no por el carril ordinario, sino atravesando siembras y cañadas como quien se precave contra algún mal encuentro.
Era el tío Lucas, que se dirigía a su molino.