El sol y la vida
¡Oh noche! Cuando a Adán fue revelado quién eras, y aun no vista, oyó nombrarte, ¿no temió que enlutase tu estandarte el bello alcázar de zafir dorado? Mas ya el celaje etéreo, blanqueado del rayo occidental. Héspero parte; su hueste por los cielos se reparte, y el hombre nuevos mundos ve admirado. ¡Cuánta sombra en tus llamas ocultabas, oh Sol! ¿Quién acertara, cuando ostenta la brizna más sutil tu luz mentida, esos orbes sin fin que nos velabas? ¡Oh mortal! Y ¿el sepulcro te amedrenta? Si engañó el Sol, ¿no engañara la vida?