El ratón de la corte y el del campo

FÁBULA VIII


EL RATON DE LA CORTE Y EL DEL CAMPO

Un Raton cortesano
Convidó con un modo muy urbano
Á un Raton campesino.
Dióle gordo tocino,
Queso fresco de Holanda;
Y una despensa llena de vianda
Era su alojamiento;
Pues no pudiera haber un aposento
Tan magníficamente preparado,
Aunque fuese en Ratópolis buscado
Con el mayor esmero,
Para alojar á Roepan primero.

Sus sentidos allí se recreaban:
Las paredes y techos adornaban,
Entre mil ratonescas golosinas,
Salchichones, perniles y cecinas.
Saltaban de placer, ¡oh qué embeleso!
De pernil en pernil, de queso en queso.
En esta situación tan lisonjera
Llega la despensera:
Oyen el ruido, corren, se agazapan,
Pierden el tino; mas al fin se escapan
Atropelladamente
Por cierto pasadizo abierto á diente.
Esto tenemos! dijo el campesino;
Reniego yo del queso, del tocino,
Y de quien busca gustos
Entre los sobresaltos y los sustos.
Volvióse á su campaña en el instante,
Y estimó mucho más de allí adelante,
Sin zozobra, temor, ni pesadumbres,
Su casita de tierra y sus legumbres.