El raposo y el lobo
Un triste Raposo Por medio del llano Marchaba sin piernas, Cual otro soldado Que perdió las suyas Allá en Campo Santo. Un Lobo le dijo: «Hola, buen hermano, Diga, ¿en qué refriega Quedó tan lisiado?» «¡Ay de mí! responde; Un maldito rastro Me llevó a una trampa, Donde por milagro, Dejando una pierna, Salí con trabajo. Después de algún tiempo Iba yo cazando, Y en la trampa misma Dejé pierna y rabo.» El Lobo le dice: «Creíble es el caso. Yo estoy tuerto, cojo Y desorejado Por ciertos mastines, Guardas de un rebaño. Soy de estas montañas El Lobo decano; Y como conozco Las mañas de entrambos, Temo que acabemos, No digo enmendados, Sino tú en la trampa, Y yo en el rebaño.» ¡Que el ciego apetito Pueda arrastrar tanto! A los brutos pase. ¡Pero a los humanos!...