El raposo y el lobo

​El raposo y el lobo​ de Félix María Samaniego


Un triste Raposo
Por medio del llano 
Marchaba sin piernas, 
Cual otro soldado 
Que perdió las suyas 
Allá en Campo Santo. 
Un Lobo le dijo: 
«Hola, buen hermano, 
Diga, ¿en qué refriega 
Quedó tan lisiado?» 
«¡Ay de mí! responde; 
Un maldito rastro
Me llevó a una trampa, 
Donde por milagro, 
Dejando una pierna, 
Salí con trabajo.
Después de algún tiempo 
Iba yo cazando,
Y en la trampa misma 
Dejé pierna y rabo.» 
El Lobo le dice: 
«Creíble es el caso. 
Yo estoy tuerto, cojo 
Y desorejado
Por ciertos mastines,
Guardas de un rebaño. 
Soy de estas montañas 
El Lobo decano;
Y como conozco
Las mañas de entrambos, 
Temo que acabemos, 
No digo enmendados, 
Sino tú en la trampa,
Y yo en el rebaño.» 


¡Que el ciego apetito 
Pueda arrastrar tanto! 
A los brutos pase. 
¡Pero a los humanos!...