El pronóstico
de Juan Meléndez Valdés


 No en vano, desdeñosa, su luz pura   
 ha el cielo a tus ojuelos trasladado,   
 y ornó de oro el cabello ensortijado,   
 y dio a tu frente gracia y hermosura.   
 

 Esa rosada boca con ternura   
 suspirará; tu seno regalado   
 del blando fuego bullirá agitado,   
 y el rostro volverás con más dulzura.   
 

 Tirsi, el felice Tirse, tus favores   
 cogerá, altiva Clori, su deseo  
 coronando en el tálamo dichoso.   
 

 Los cupidillos verterán mil flores,   
 llamando en suaves himnos a Himeneo,   
 y Amor su beso le dará gozoso.