El profeta/El Placer
El Placer
Entonces un ermitaño, que visitaba a la ciudad una vez al año, hizo paso adelante y dijo, «Háblenos de el Placer».
Y él contestó, diciendo:
El placer es una canción de libertad,
Pero no es la libertad.
Es el florecer de sus deseos,
Pero no es las frutas de los deseos.
Es una profundidad llamando a una cima,
Pero no es ni lo profundo ni lo alto.
Es el enjaulado alzando el vuelo,
Pero no es el espacio abarcado.
Sí, verdaderamente, el placer es una canción de libertad.
Y yo les pediría que lo canten con hartura del corazón; pero no les pediría que pierdan sus corazones por el cantar.
Algunos de sus jovenes buscan el placer como lo fuera todo, y son juzgados y reprendidos.
Yo no los juzgaría ni los reprendería. Yo les pediría que busquen.
Porque hallarán al placer, pero no sólo a él:
Siete son sus hermanos, y el menor de ellos es más bello que el placer.
¿Uds. no han oído del hombre que cavaba en la tierra en búsqueda de raices y halló un tesoro?
Y algunos de sus ancianos recuerdan placeres con lástima como malos hechos por borrachera.
Pero la lástima obnubila el cerebro y no lo castiga.
Ellos deben recordar sus placeres con gratitud, como recordarían la cosecha del verano.
Pero si les consuela lastimar, que estén consolados.
Y hay ellos entre Uds. que no son ni bastante jóvenes para buscar ni bastante viejos para recordar;
Y por su miedo de buscar y recordar rehuyen todos los placeres, para que no descuiden al espíritu ni cometan delito contra él.
Pero aun su rehuir es su placer.
Y así ellos también hallan un tesoro aunque cavan para raíces con manos que tiemblan.
Pero díganme, ¿quién puede cometer delito contra el espíritu?
¿El ruiseñor comete delito contra la tranquilidad de la noche, o la luciérnaga contra las estrellas?
¿Y con fuego o humo cargan al viento?
¿Creen Uds. que el espíritu es un charco que pueden molestar con un bastón?
Muchas veces en negarse a Uds. mismos el placer sólo guardan el deseo en lo más recóndito de sus seres.
¿Quién sabe que lo que parece omitido hoy no espera hasta mañana?
Hasta sus cuerpos saben su patrimonio y su necesidad legítima y no pueden ser engañados.
Y sus cuerpos son las arpas de sus almas,
Y les toca a Uds. sacar música dulce de ellas o sonidos confundidos.
Y ahora pregunten en el corazón, «¿Cómo distinguiremos lo bueno del placer de lo malo?»
Ven a sus campos y sus jardines, y aprenderán que es el placer de la abeja recoger miel de la flor,
Pero también es el placer de la flor darle su miel a la abeja.
Porque para la abeja la flor es un fuente de la vida,
Y para la flor la abeja es un mensajero del amor,
Y para las dos, la abeja y la flor, el dar y el recibir de el placer es una necesidad y un éxtasis.
Gente de Orphalese, sean en sus placeres como las flores y las abejas.