​El primer soneto​ de Jorge Isaacs

Una vez... ¡ah!, figúrome que ahora
Respiro aún su delicioso aliento
Y enardecido por sus labios siento
El corazón que la suspira y llora...

"Hazme versos así," dijo leonora,
(¡Catorce eran de Lope, y un portento!)
"Y lo que pides te daré al momento,
Con la vida y el alma que te adora"

Después... Más nunca demandó cantares,
Porque tan cerca palpitar se oían
¡Mi corazón y el suyo!... Y luminares

Del alama aquellos ojos que ventían
Bajo mis besos luz y lloro ardiente,
¡Fuego inmortal dejaron en mi mente!

1881