El predicador y el albeitar
Un cura de un pequeñísimo lugar de la montaña acostumbraba los dias de fiesta, después de la misa, predicar á sus feligreses desde el pie del altar y dirigirles sencillas pláticas para intruirles en la doctrina cristiana y en la historia sagrada. Era además de un carácter tan bondadoso, y las costumbres del pueblo tan francas, que consentía en que le hicieran preguntas y tenia gusto, como un buen padre, de satisfacer las dudas que le proponían.
Un dia, contando la historia de Nuestro Señor Jesucristo, se equivocó en el milagro de los peces, y en vez de decir que habia mantenido cinco mil hombres con cinco panes, dijo que habia dado de comer á cinco hombres con cinco mil panes.
El albeitar del pueblo, que era desvergonzado y atrevido, le dijo:
— Por mi fé, señor cura, que lo que es eso yo también lo baria.
Pasó un año, y llegando al mismo dia y á la misma plática, el cura procuró mucho no equivo carse, y después de haber contado el milagro, que no es pequeño, le dijo al albeitar:
— ¿Y eso lo harías tú?
Si, señor, contestó el otro sin aturdirse; lo haría con los restos del año último.