El pavo real y sus admiradores

Fábulas argentinas
El pavo real y sus admiradores

de Godofredo Daireaux


El pavo real, con la cola desplegada, erguido en un delicioso cuadro de prados verdes, de aguas relucientes y de arbustos, parecía sacudir alrededor suyo, bajo los rayos del sol, una lluvia de pedrerías, un rocío de esmeraldas, de zafiros y de oro.


Le rodeaba un espeso círculo de admiradores extasiados, y él gozaba de veras.


Pero se le ocurrió a uno de los que allí estaban decir en voz alta que también era muy lindo el faisán dorado. Por cierto, no le quitaba al pavo real nada de su mérito, y sin embargo se quedó éste tan triste, casi como si le hubieran llamado feo.


Muchos pavos, que no siempre son reales, así piensan que el mérito ajeno rebaja el de ellos.