El orgullo abatido

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El orgullo abatido.

Un médico de alguna fama, pero de mas orgullo, esrtuvo ausente de Madrid un mes en el verano último. A su regreso habló de su ausencia en la tertulia á que solia asistir, de una manera tan impertinente, que uno délos tertulios le dijo:

— La ausencia de V. nos era conocida, porque uno de los periódicos facultativos de la corte, aunque inciden talmente, nos ha hablado de ella.

— ¡Ah! ¿conque los periódicos han hablado de mi viaje? ¿Y se puede saber qué es lo que han dicho?

— Indudablemente, puesto que están todos aquí.

— Veamos, veamos.

— Dice así:

— Setiembre 30. — Ha habido una baja considerable en las defunciones, pues se cuentan cien menos que las que se registran en el setiembre del año último.

— Al momento conocimos todos que estaba usted fuera.

—Ya....