El olivo
de Amós de Escalante


 «Vense mis hojas tristes, y apagado
 su brillante matiz, desde que yerto
 y angustiado Jesús dejó en el huerto
 mi tronco en sangre y en sudor bañado.
 

 Mas del santo rocío penetrado
 a eterna vida en nuevo ser despierto
 y cuando el campo palidece muerto
 soy de verdor perenne coronado.
 

 Fecundizada en el temprano brote
 por lágrimas de un Dios la savia mía
 unge al monarca y unge al sacerdote,
 

 y dejóme del huerto la agonía
 paz en mis ramos que la guerra acote,
 luz en mis frutos que dilate el día.»