El ojo en la mano
El ojo en la mano.
En un motin recibió
Un juez tan fuerte pedrada,
Que de la alvéola rasgada
Córnea y pupila saltó.
Tendido estando en el suelo
Un médico llegó acaso,
Y su ciencia, en tal fracaso,
Le ofrece con puro celo.
El juez pregunta al doctor:
— Decid, ¿ mi ojo perderé?
Que empiezo á temerlo a fé.
Según me aprieta el dolor.
Responded otro: — Muy vano
Es tal recelo y apuro.
Pues ya el ojo está seguro...,
— Dónde, doctor? — En mi mano.