El loco y el podenco

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El loco y el podenco.

En Sevilla un loco había
De tema tan desigual.
Que una piedra de un quintal
Al hombro siempre traía;

Y al perro de cualquier casta
Que echado podía ver,
Se la dejaba caer,
Con que quedaba hecho plasta.

Con un podenco afamado
De un sombrerero se halló;
Acuestas la ley le echó

Y dejólo ajusticiado.
Indignado el sombrerero,

Con un garrote salió
Y dos mil palos le dio;
Y tras cada golpe fiero

Muchas veces repetía:
— ¿Que era podenco no viste,
Loco infame? Fuese el triste,
y luego, aunque un gozque vía.

Mastín ó perro mostrenco,

Al irle la piedra á echar,
Volviéndola á retirar
Decia: — Guarda, es podenco.