El ladrón de huevos

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El ladrón de huevos.

Existe en algunos pueblos la costumbre de regalar los muchachos al cura en Semana Santa y el dia de la primera confesión un par de huevos, que van depositando en una cesta inmediata al confesonario.

En uno de estos pueblos y en uno de estos dias, un ratero que se estaba confesando decía al señor cura:

— Acúsome, padre, de que he robado una docena de huevos.

— Adelante.

— Acúsome, padre, de que he robado un par de huevos.

— Adelante. — Acusóme, padre, de que he robado otro par de huevos.

— Acabe con los huevos, dijo el confesor amostazado.

— A eso voy, contestó el penitente; porque solo restaba un par, que es el de que me acuso.

— Gracias á Dios, repuso el confesor.

Cuando el penitente se retiró, miró el señor cura la cesta, pero no había quedado en ella ni un solo huevo.

— ¡Ah, bribón! esclamó sin poderse contener.