El hombre y la comadreja

El hombre y la comadreja
de Félix María Samaniego


Así decía cierta Comadreja
A un Hombre que la había aprisionado: 
«¿Por qué no me dejáis? ¿Os he yo dado 
Motivo de disgusto ni de queja?
¿No soy la que desvanes y rincones, 
Tu casa toda, cual si fuese mía, 
Cuidadosa registro noche y día, 
Para que vivas libre de ratones?» 
«¡Gran fineza por cierto!
El Hombre respondió. Pues di, ladrona, 
Si tu glotonería no perdona
Ni a ratón vivo ni a cochino muerto,
Ni a cuanto guardan ruines despenseras, 
¿Cómo he de creer que tu cuidado apura 
Por mi bien los ratones? ¡Qué locura!
No tendría yo malas tragaderas.
Morirás; y el astuto que pretenda 
Vender como fineza lo que ha hecho 
Sin mirar a más fin que a su provecho, 
Sabrá que hay en el mundo quien lo entienda.»