El hombre ante Dios

El hombre ante Dios
de Antonio Ros de Olano
           Altiva voluntad y tedio inerte;
	inextinguible sed junto al disgusto;
	desprecio de la vida y fiero susto
	sólo al pensar en la terrible muerte:
	 
	   La obstinación en oprimir al fuerte,
	la terquedad en deprimir al justo,
	la eterna ingratitud de ceño adusto,
	con quien benigno procuró mi suerte...
	 
	   ¡Así soy! ¡así soy! Porque en mi alma
	algo devorador hay que destroza
	el bien que nace del afán que espira...
	 
	   ¡Quiero morir, o que me des la calma!
	¡Que cuando lloro el corazón se goza,
	y cuando río el corazón suspira!