El gusano de seda y el avaro
Ved al gusano. Se labró el capullo,
y allí están sus entrañas.
No le pidáis jamás siquiera una hebra
de su labor premiada.
Ni goza su riqueza, mientras vive,
ni deja a otras gozarla.
El avariento con su sed hidrópica
tesoros acapara
y es en lo rico pobre. La indigencia
ni un óbolo le arranca.
¿Veis ese arcón que vela noche y día?
Allí encerró su alma.
Ambos gusanos en su propio vicio
llevan la pena de su culpa avara.