El guardián
Yo te pido guardián, que cuando muera
borres los rastros de mi humilde fosa,
no permitas que nazca enredadera
ni que coloquen funeraria losa.
Una vez muerto me echan al olvido,
y mi existencia queda terminada;
es por eso, guardián, yo te lo pido
que sobre mi tumba no permitas nada.
Desyerba mi sepulcro día a día,
arroja lejos el montón de tierra
y si viene a llorar la amada mía,
hazle salir y el cementerio cierra.
No dejes nada allí, destruye todo,
despedaza coronas y tarjetas,
porque un montón de cenizas y de lodo
no merece perfumes ni violetas.