El destinoManuel de Zequeira y Arango
Del grueso tronco del mejor madero,
suele arbitrariamente el artesano,
hacer que salga de su docta mano
el asiento que ocupa un zapatero:
Toma otras veces este mismo obrero
una porción del leño más villano,
y forma con instinto soberano
el busto de una diosa o un guerrero.
El destino también inicuamente
al artífice imita en sus deslices,
haciendo venturoso al delincuente;
y aquellos que debieran ser felices
por sus nobles virtudes, inclemente
los deja miserables e infelices.