El cordero y el lobo

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

FÁBULA XVIII.

EL CORDERO Y EL LOBO.

Uno de los corderos mamantones,
Que para los glotones
Se crian, sin salir jamas al prado,
Estando en la cabaña muy cerrado,
Vió por una rendija de la puerta
Que el caballero Lobo estaba alerta,
En silencio esperando astutamente
Una calva ocasion de echarle el diente.
Mas él, que bien seguro se miraba,
Así lo provocaba:
«Sepa usted, seor Lobo, que estoy preso,
Porque sabe el pastor que soy travieso;
Mas si él no fuese bobo,
No habria ya en el mundo ningun Lobo.
Pues yo corriendo libre por los cerros,
Sin pastores, ni perros,
Con sólo mi pujanza y valentía
Contigo y con tu raza acabaria.—
Adios, exclamó el Lobo, mi esperanza
De regalar á mi vacia panza.
Cuando este miserable me provoca
Es señal de que se halla de mi boca
Tan libre como el cielo de ladrones.»
Así son los cobardes fanfarrones,
Que se hacen en los puestos rentajosos
Más valentones cuanto más medrosos.