Fábulas argentinas
El cordero negro

de Godofredo Daireaux


En la majada nació un cordero negro; y el pastor lo miraba con desprecio, por ser su vellón de escaso valor. Al repartir entre los corderos la ración de grano, siempre trataba de que no pudiera comer su parte; y una mañana que el negro, quejándose, lo ensordecía con sus balidos: «cállate, le dijo, haraposo, que gritas como si fueras blanco y bien vestido», y el cordero le contestó: «Es que el hambre no hace diferencia, y lo mismo necesita comer el negro haraposo como el blanco bien vestido».