El contrato social: Libro Tercero: Capítulo XIV

CAPÍTULO XIV.
Continuacion.

En el mismo instante en que el pueblo se halla legítimamente reunido en cuerpo soberano, cesa toda jurisdiccion del gobierno, se suspende el poder ejecutivo, y la persona del último ciudadano es tan sagrada é inviolable como la del primer magistrado; porque allá en donde se encuentra el representado, ya no hay mas representante. La mayor parte de los tumultos que hubo en Roma en los comicios provinieron de haber ignorado ó despreciado esta regla. Los cónsules no eran entonces mas que los presidentes del pueblo; los tribunos, simples oradores [1]; y el senado, nada absolutamente.

Siempre ha tenido el príncipe estos intervalos de suspension, en los que reconoce ó debe reconocer un actual superior; y estas asambleas populares, que son el escudo del cuerpo político y el freno del gobierno, en todos tiempos han causado horror á los gefes; asi es que jamás ahorran cuidados, objeciones, dificultades ni promesas, paraque los ciudadanos las descuiden. Cuando estos son avaros, desidiosos, pusilánimes, mas amantes del reposo que de la libertad, no resisten mucho tiempo á los esfuerzos redoblados del gobierno: de este modo, aumentándose continuamente la fuerza que se le opone, se desvanece al fin la autoridad soberana, y la mayor parte de los estados caen y perecen antes de tiempo.

Pero entre la autoridad soberana y el gobierno arbitrario, se introduce á veces un poder medio, del que es preciso decir algo.

  1. A corta diferencia segun el sentido que se da á esta palabra en el parlamento Inglés. La semejanza de estos empleos hubiera puesto en conflicto á los cónsules y á los tribunos, aun cuando se hubiese suspendido esta jurisdiccion.