El contrato social: Libro Primero: Capítulo II

CAPÍTULO II.
De las primeras sociedades.

La sociedad mas antigüa de todas, y la única natural, es la de una familia; y aun en esta sociedad los hijos solo perseveran unidos á su padre todo el tiempo que le necesitan para su conservacion. Desde el momento en que cesa esta necesidad, el vínculo natural se disuelve. Los hijos, libres de la obediencia que debian al padre, y el padre, exento de los cuidados que debia á los hijos, recobran igualmente su independencia. Si continuan unidos, ya no es naturalmente, sino por su voluntad; y la familia misma no se mantiene sino por convencion.

Esta libertad comun es una consecuencia de la naturaleza del hombre. Su principal deber es procurar su propia conservacion, sus principales cuidados los que se debe á sí mismo; y luego que está en estado de razon, siendo él solo el juez de los medios propios para conservarse, llega á ser por este motivo su propio dueño.

Es pues la familia, si asi se quiere, el primer modelo de las sociedades políticas: el gefe es la imágen del padre, y el pueblo es la imágen de los hijos; y habiendo nacido todos iguales y libres, solo enagenan su libertad por su utilidad misma. Toda la diferencia consiste en que en una familia el amor del padre hácia sus hijos le paga el cuidado que de ellos ha tenido; y en el estado, el gusto de mandar suple el amor que el gefe no tiene á sus pueblos.

Grocio niega que todo poder humano se haya establecido en favor de los gobernados, y pone por ejemplo la esclavitud. La manera de discurrir, que mas constantemente usa, consiste en establecer el derecho por el hecho.[1] Bien podria emplearse un método mas consecuente, pero no se hallaria uno que fuese mas favorable á los tiranos.

Dudoso es pues, segun Grocio, si el género humano pertenece á un centenar de hombres, ó si este centenar de hombres pertenecen al género humano; y segun se deduce de todo su libro, él se inclina á lo primero: del mismo parecer es Hobbes. De este modo tenemos el género humano dividido en hatos de ganado, cada uno con su gefe, que le guarda para devorarle.

Asi como un pastor de ganado es de una naturaleza superior á la de su rebaño, asi tambien los pastores de hombres, que son sus gefes, son de una naturaleza superior á la de sus pueblos. Asi discurria, segun cuenta Filon, el emperador Calígula, deduciendo con bastante razon de esta analogía que los reyes eran dioses, ó que los pueblos se componian de bestias.

Este argumento de Calígula se da las manos con el de Hobbes y con el de Grocio. Aristóteles habia dicho antes que ellos que los hombres no son naturalmente iguales, sino que los unos nacen para la esclavitud y los otros para la dominacion.

No dejaba de tener razon; pero tomaba el efecto por la causa. Todo hombre nacido en la esclavitud, nace para la esclavitud; nada mas cierto. Viviendo entre cadenas los esclavos lo pierden todo, hasta el deseo de librarse de ellas; quieren su servidumbre como los compañeros de Ulises querian su brutalidad [2]. Luego solo hay esclavos por naturaleza, porque los ha habido contra ella. La fuerza ha hecho los primeros esclavos, su cobardía los ha perpetuado.

Nada he dicho del rey Adan ni del emperador Noé, padre de los tres grandes monarcas que se dividieron el universo, como hicieron los hijos de Saturno, á quienes se ha creido reconocer en ellos. Espero que se me tenga á bien esta moderacion; pues descendiendo directamente de unos de estos príncipes, y quizás de la rama primogénita, quien sabe si, hecha la comprobacion de los títulos, me encontraria legítimo rey del género humano? Sea lo que fuere, no se puede dejar de confesar que Adan fue soberano del mundo, como Robinson de su isla, mientras que le habitó solo; y lo que tenia de cómodo este imperio era que el monarca, seguro sobre su trono, no tenia que temer ni rebeliones, ni guerras, ni conspiraciones.

  1. "Las sabias investigaciones sobre el derecho público, las mas veces no son otra cosa que la historia de los antiguos abusos; y los que se han tomado el trabajo de estudiarla demasiado, se han encalabrinado fuera de propósito." Tratado de los intereses de la Francia con sus vecinos, por el marqués de Argenson (impreso por Rey, en Amsterdam). Hé aqui cabalmente lo que ha hecho Grocio.
  2. Véase un pequeño tratado de Plutarco, titulado: Que las bestias tienen uso de razon.