El componte
de Joaquín Nicolás Aramburu


 Ved la víctima allí. Sangran sus brazos
 bajo la cruel presión de las esposas;
 hieren su oído frases injuriosas
 y su espalda terrible latigazos.
 

 Ya le arrancan las ropas a pedazos,
 ya le imputan mil faltas bochornosas;
 no son hombres: son águilas sañosas
 que desgarran su carne a picotazos.
 

 Ya rodó en tierra. De su triunfo ahíta
 se yergue y ríe la insolente saña
 y en pos de nuevas víctimas se agita.
 

 ¡Cómo nos burla la cultura extraña,
 al ver que aún la Inquisición maldita
 funciona en tierras de la pobre España!