El cigarro (Alarcón)

​El cigarro​ de Pedro Antonio de Alarcón


 Lío tabaco en un papel; agarro
 lumbre y lo enciendo, arde ya medida
 que arde, muere; muere y enseguida
 tiro la punta, bárrenla... y al carro!
 

 Un alma envuelve Dios en frágil barro,
 y la enciende en la lumbre de la vida,
 chupa el tiempo y resulta en la partida
 un cadáver. El hombre es un cigarro.
 

 La ceniza que cae es su ventura;
 el humo que se eleva su esperanza;
 lo que arderá después su loco anhelo.
 

 Cigarro tras cigarro el tiempo apura;
 colilla tras colilla al hoyo lanza,
 pero el aroma... ¡piérdese en el cielo!