El castigo del pensequeEl castigo del pensequeTirso de MolinaActo III
Acto III
Sala de palacio.
La CONDESA, CLAVELA.
CLAVELA
Mucho madrugas.
CONDESA
Clavela,
tengo bastante ocasión.
CLAVELA
(Aparte.)
Si es la que el alma recela,
cuidados serán de Otón,
que a mí también me desvela. 5
CONDESA
¿Qué dices?
CLAVELA
Que Pinabel,
en cuya ausencia suspiro,
es con mi sueño crüel,
como tú con Casimiro.
CONDESA
Hoy te has de casar con él. 10
CLAVELA
¡Cómo, señora!
CONDESA
No es justo
que Otón haga tanto daño
a la esperanza y al gusto,
que quiera que aguarde un año,
conociendo tú el disgusto 15
que causa su dilación.
Esto pide Pinabel.
CLAVELA
Sí; mas mira...
CONDESA
No es razón
que cuando tú seas Raquel,
quiera ser Labán Otón, 20
de un Jacob enamorado;
pues ni hay Lía, ni paciencia
ni es Otón suegro pesado;
aunque poca diferencia
irá de un suegro a un cuñado. 25
Yo he conocido el pesar
que a ti también te atormenta,
y acabas de confesar;
y pues corre por mi cuenta,
hoy te le pienso aliviar. 30
CLAVELA
Sí; mas ¿la palabra dada
a don Rodrigo Girón...?
CONDESA
¡Oh, lo que pecas de honrada!
En viniendo, dirá Otón
que fuiste por mí forzada 35
a casarte. -¿Dónde vas?
CLAVELA
Voy a traerte los guantes.
CONDESA
Hoy la mano le darás.
CLAVELA
(Aparte.)
Darela a la muerte antes.
Clavela, a morir; no hay más. 40
(Vase.)
La CONDESA.
¿Que no ha de bastar valor
para resistir desvelos?
Pero entre espinas de celos,
¿cuándo sosegó el amor?
Quiero dormir, y es peor, 45
pues si goza mi cuidado,
durmiendo, el sabroso estado
que intenta mi atrevimiento,
despierto, y da más tormento
el bien después de soñado. 50
¿Que con fuerza tan extraña
un español me avergüence?
Pero ¿qué no rinde y vence
la gala y valor de España?
Si con una ilustre hazaña 55
no volvéis por vos, honor,
decilde a vuestro temor
que os ha un español rendido;
pues es honra del vencido
la opinión del vencedor. 60
¿No es noble el español? -Sí;
mas, ¡ay esperanza necia!
Quien a un príncipe desprecia,
¡se rinde a un vasallo así!
Yo me acuerdo que leí 65
que con ánimo constante,
a un león, a un elefante
rinde un pequeño animal:
venza, pues, con honra igual
a un loco conde mi amante. 70
DON RODRIGO.
-La CONDESA.
DON RODRIGO
A que firme las libranzas,
que me mandó Vuexcelencia,
he venido a su presencia.
(Aparte.)
¡Ay difuntas esperanzas!
CONDESA
¿Libranzas traéis, Otón? 75
(Aparte.
¡Ojalá en ellas hallara
libranza yo, que librara
mi afligido corazón!)
¿Cómo venís tan temprano?
DON RODRIGO
Porque me han dicho, señora, 80
que por imitar la aurora,
al sol ganastes de mano,
levantándoos antes que él.
CONDESA
Otón, no puedo dormir.
DON RODRIGO
Tenéis mucho que advertir; 85
que el regir a Oberisel
no da cuidado pequeño.
(Aparte.)
Un mal tenemos los dos.
CONDESA
Dadme algún remedio vos,
si le sabéis, para el sueño. 90
DON RODRIGO
No le hay para esas ojeras,
sino es que le den los cielos,
porque no dan sueño a celos
jarabes de adormideras.
CONDESA
¿Celos yo?
DON RODRIGO
Quien tiene amor, 95
mal sin celos vivirá.
Como el Conde ausente está,
venturoso sucesor
de Duque, harán lo que suelen
los celos, que en los amores 100
pintan con falsos colores
pensamientos que desvelen
la más segura lealtad;
porque celos entre amantes
son como los caminantes, 105
que pocos cuentan verdad.
CONDESA
(Aparte.
Clavela le habrá contado
que amo al conde Casimiro.)
Otón, según lo que miro,
vos estáis escarmentado 110
del mal de los celos fiero.
DON RODRIGO
¿Yo celos, señora mía?
CONDESA
¿Que sirve callar de día
lo que de noche el terrero
sabe, y vos decís en él? 115
DON RODRIGO
¿Celos yo? No sé hasta aquí
de quién los tenga.
CONDESA
Yo sí.
DON RODRIGO
¿Vos? ¿De quién?
CONDESA
De Pinabel.
DON RODRIGO
¿No es amante de mi hermana?
¿Qué celos me puede dar? 120
CONDESA
No lleguemos a apurar
más verdades; que no es vana
aquesta imaginación,
aunque viváis con cautela.
DON RODRIGO
(Aparte.)
¿Mas que le ha dicho Clavela 125
que no soy su hermano Otón?
CONDESA
Mañana se han de casar
ella y Pinabel, sin falta.
DON RODRIGO
¿Y si mi palabra falta?
CONDESA
Por mí, no importa faltar 130
una palabra.
DON RODRIGO
Hela dado
a don Rodrigo Girón,
caballero de opinión,
y a quien estoy obligado.
CONDESA
Vos, ¿no gustáis que se haga, 135
Otón, este casamiento?
DON RODRIGO
Quitando este impedimento,
justo es que se satisfaga
a Pinabel, que es mi amigo.
CONDESA
Pues si gustáis, Otón, vos 140
de que se casen los dos,
también gusta don Rodrigo.
CLAVELA, con unos guantes en una salvilla.
-La CONDESA, DON RODRIGO.
CLAVELA
(Aparte al salir.)
¡Tan de mañana mi hermano
con la condesa!
CONDESA
¿Qué es eso?
CLAVELA
Los guantes son.
(Aparte.)
Pierdo el seso. 145
CONDESA
Salte allá fuera.
CLAVELA
(Aparte.)
¡Qué en vano
entre mis sospechas temo!
¡Ay ciego y desnudo dios!
(Da los guantes a la CONDESA y se retira.)
La CONDESA, DON RODRIGO.
CONDESA
(Calzándose los guantes.)
Mucho me espanto de vos,
Otón, que siendo el extremo 150
de cortesía, no hayáis
en los ojos de una dama,
que sé yo que os quiere y ama,
visto lo que si estimáis,
os ha de estar más a cuento 155
que el amor que pena os da.
DON RODRIGO
Señora, de ayer acá
me ha mandado un pensamiento
que no dé crédito a ojos.
CONDESA
¿Por qué?
DON RODRIGO
Porque prometieron 160
lo que después no cumplieron,
dando principios a enojos.
Y mentir quien ama es mengua.
CONDESA
Pues vos, ¿cómo habéis sabido
que esos ojos han mentido? 165
DON RODRIGO
Porque lo dijo la lengua.
CONDESA
No tengo por discreción
dar a la lengua más fe
que a los ojos, pues se ve
por ellos el corazón. 170
Vos tenéis poca experiencia
en ciencia de ojos.
ON RODRIGO
Sí tengo,
gran señora, pues que vengo
a saber por experiencia
lo que al conde Casimiro 175
amáis.
CONDESA
¿En mis ojos?
DON RODRIGO
Sí:
en ellos su dicha vi.
(Aparte.)
Y en ellos mi muerte miro.
CONDESA
Alto; pues vos lo habéis visto,
al Conde debo de amar. 180
(Aparte.
No quiero más declarar
el ciego amor que resisto.)
¿No es galán el Conde, Otón?
DON RODRIGO
Pues a vuestro amor se iguala,
¿qué más dicha?, ¿qué más gala? 185
CONDESA
Mudemos conversación.
No paséis más adelante.
DON RODRIGO
¿Qué querrá decir por esto
la Condesa?
CONDESA
No me he puesto
jamás tan estrecho guante. 190
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡En qué nueva confusión,
alma, volvemos a entrar!
CONDESA
No me le puedo calzar:
calzádmele vos, Otón.
DON RODRIGO
(Turbado.)
¿Yo, señora? Aqueso no; 195
que os burláis.
CONDESA
Acabad, necio,
que es el cordobán muy recio,
y no tengo fuerzas yo.
DON RODRIGO
Pues tal dicha he merecido,
gozarla y serviros quiero. 200
(Llega turbado, y se le cae la capa y sombrero.)
CONDESA
Alzad del suelo el sombrero.
La capa se os ha caído.
¿Turbaisos?
DON RODRIGO
Es Amor niño,
y túrbase.
CONDESA
¿Qué decís?
DON RODRIGO
Que nunca, si lo advertís, 205
la turbación tuvo aliño.
CONDESA
¿Pues de qué os turbáis?
DON RODRIGO
¿Es poco
tocar la mano, señora,
al sol, la luna, al aurora?
Si nieve entre llamas toco, 210
¿no es justa mi turbación?
CONDESA
Acabad ya, lisonjero.
DON RODRIGO
Calzaos quiero primero
el dedo del corazón.
CONDESA
¿Para qué?
DON RODRIGO
Para obligalle 215
con la lealtad que le enseño.
CONDESA
Si el corazón tiene dueño,
¿de qué sirve sobornalle?
DON RODRIGO
¿Dueño?
CONDESA
El conde Casimiro.
DON RODRIGO
No cabe el guante, señora. 220
(Aparte.)
¡Ay de mí!
CONDESA
Tirad agora.
DON RODRIGO
Romperele si le tiro...
(Aparte.)
Al paso que mi esperanza:
que aunque la barra tiró
cuando pudo, la rompió 225
mi mortal desconfianza.
CONDESA
En fin, ¿me viene pequeño
el guante?
DON RODRIGO
Cual mi ventura.
(Aparte.)
Que aunque igualarme procura
con el valor de su dueño, 230
es imposible alcanzalle.
CONDESA
¿Quién hay, Otón, que no sepa,
que para que un guante quepa,
no hay cosa como picalle?
ON RODRIGO
Puede venir tan pequeño, 235
que el picalle sea excusado.
CONDESA
Dadme vos que esté picado;
que vendrá sin duda al dueño.
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Cielos! ¿Es favorecerme
esto, o burlarse? -No sé. 240
¿Si, necio, presumiré
que todo aquesto es quererme?
Pero si con la Condesa
habló el venturoso conde,
si con él se corresponde, 245
si ella misma lo confiesa,
¿hay claridad más oscura?
¿hay oscuridad más clara?
CONDESA
(Aparte.
Amor que así se declara,
ya toca en desenvoltura. 250
Yo volveré sobre mí.)
Otón, si el Conde viniera
tan picado, que estuviera
rendido y sujeto aquí,
alcanzara por amante 255
lo que por soldado no.
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Ah cielos!, ya declaró
la enigma oscura del guante.
Volvamos, loca porfía,
a casa la libertad; 260
que es lo demás necedad.
CLAVELA.
-La CONDESA, DON RODRIGO.
CLAVELA
Albricias, señora mía.
CONDESA
¿De qué? ¿Ha venido mi hermano?
CLAVELA
No; mas tu esposo ha venido.
CONDESA
¿Cómo? ¿Pues ha merecido 265
ese título hombre humano,
sino el Duque? Loca, necia...
CLAVELA
El ver que le quieres bien,
y que es público también
que como a esposa te precia, 270
y a darte la mano viene,
me ha obligado a anticipar
el nombre que le has de dar,
y él por tan seguro tiene.
CONDESA
¿Hay hombre más atrevido? 275
DON RODRIGO
Si ha dicho Vuestra Excelencia
que el venir a su presencia
enamorado y rendido
le ha de ser de más provecho
que armado con gente tanta, 280
¿por qué le culpa, y se espanta?
Lo que deseaba ha hecho.
CONDESA
No todo lo que se dice
se desea siempre, Otón;
de la lengua al corazón 285
hay mil leguas; contradice
la lengua al alma mil veces.
Vamos; que el Conde verá,
si persuadido a eso está,
en los ojos, que son jueces 290
del pensamiento, el rigor
de una enojada mujer;
y a no estar en mi poder,
y deslustrar mi valor,
viniendo de paz, prendelle, 295
yo le hiciera castigar.
DON RODRIGO
(Aparte.)
¿Quién os sabrá contentar,
mujeres?
CONDESA
Yo voy a velle
contra mi gusto. Esos guantes,
porque del mío lo son, 300
picad entre tanto, Otón,
y no os asombren gigantes,
pues torres la industria escala,
sin reparar en su altura;
que en mano de la ventura 305
un pastor a un rey iguala.
(Vase.)
DON RODRIGO.
(Aparte.)
¿Otra vez volvéis, engaños,
a despertar mi sosiego?
¿Otra vez sopláis el fuego
que apagaron desengaños? 310
Eso no; ya el Conde vino
anoche, y le prometió
ser su esposo; oílo yo:
lo demás es desatino.
Palabra me dio Clavela 315
de ser mi esposa: ¿qué aguardo?
CLAVELA
(Aparte.)
Amor, ¿por qué me acobardo?
¿Declarareme?
DON RODRIGO
¿Hablarela?
Mi bien...
CLAVELA
¿Mi bien? No se llama
así la hermana.
La CONDESA.
-CLAVELA, DON RODRIGO.
CONDESA
¿Qué hacéis 320
los dos aquí?
(A CLAVELA.)
¡Ven conmigo!
CLAVELA
(Aparte.
¿Qué es esto, amor enemigo?
¿Siempre estorbos me ponéis
para declarar mi llama?)
¿Qué dices?
CONDESA
Conmigo ven, 325
y esta noche te prevén
a dar la mano a quien te ama.
DON RODRIGO
Señora...
CONDESA
Aqueste es mi gusto,
y hoy se ha de ejecutar.
DON RODRIGO
¿Pues será justo quebrar...? 330
CONDESA
Ya sea justo, ya sea injusto,
esta noche te dispón
a dar esposo a tu fama;
que ya yo he buscado dama
a don Rodrigo Girón. 335
(Vanse las dos.)
DON RODRIGO.
«¿Que ya yo he buscado dama
a don Rodrigo Girón?»
Pues ¿quién le dio comisión,
si no conoce a quien ama
don Rodrigo, en prevenir 340
dama para él? Mas Clavela
mis secretos le revela,
aunque procura fingir.
Siendo don Rodrigo Otón,
y si la Condesa me ama, 345
guardarase para dama
de don Rodrigo Girón.
Pero ¿cómo puede ser,
si Casimiro ha llegado,
por la Condesa avisado, 350
a quien ya llama mujer,
y una noche en el terrero,
junto a la lengua del mar,
le oí yo mismo alabar,
arrogante y lisonjero, 355
que le amaba la Condesa?
Ella misma ha confesado
que toda el alma le ha dado;
y pues ella lo confiesa,
no pasemos adelante, 360
engañosas conjeturas.
Mas, ¡cielos! ¿Las picaduras
y la pequeñez del guante...?
No es afición, sino es sueño.
¿Hay más confuso cuidado? 365
«Dadme vos que esté picado;
que yo haré que venga al dueño.»
Todas estas muestras son
que se guarda, porque me ama,
la Condesa para dama 370
de don Rodrigo Girón.
PINABEL, CHINCHILLA.
-DON RODRIGO.
PINABEL
Pues, Otón, ¿vos aquí tan melancólico,
cuando todo Momblán se regocija
de ver a Casimiro tan gallardo,
que todo el mundo le echa bendiciones? 375
Salid a recebir a quien ha sido,
si ahora vencedor, vuestro vencido.
DON RODRIGO
No sé qué pesadumbres interiores
me tienen, Pinabel, desazonado
para cosas de gusto. El Conde venga 380
con bien, para que goce a la Condesa.
PINABEL
Según vos lo decís, mostráis que os pesa.
DON RODRIGO
¿A mí pesar? ¿Por qué? -¿Y han ya llegado
a palacio?
PINABEL
Ya están en la gran sala,
cercados de parientes y de amigos. 385
Saliole a recebir a la escalera
Diana, entre la nieve de sus tocas
deshojando claveles la vergüenza
que a verle se asomó por sus mejillas.
Hincose el Conde de rodillas luego, 390
diciéndole turbado: «Gran señora,
por imitar a Dios de todos modos,
si soberbio y armado me humillastes,
humilde y desarmado premio aguardo.
Por preso vuestro vengo; que intereso 395
ser vuestro esposo ya por vuestro preso».
Ella entonces, no sé si desdeñosa
(propiedad de mujer cuando más quiere),
le dio la mano y dijo: «No permita
Vuestra Excelencia, cuando está en su casa, 400
hincar rodillas a quien mandar puede».
Y no dando respuesta a las razones
tocantes a su amor y alegres bodas,
alzando al Conde, de miralla ufano,
le dio lugar para besar su mano. 405
DON RODRIGO
¿La mano le besó?
PINABEL
Y al lado suyo
se entraron en la sala, donde un pliego
abrió del duque Arnesto, en que le ruega
se case con el conde Casimiro,
diciéndole que escribe al mismo punto 410
que se pone a caballo, porque quiere
venir a ser padrino destas bodas.
DON RODRIGO
(Aparte.
Ea, juntaos, desdichas; venid todas.)
En fin, ¿que la Condesa muestra gusto
con el dichoso conde?
PINABEL
¿Pues no es justo? 415
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Ay, vanas esperanzas mal logradas!
PINABEL
Aunque ocupada, Otón, con tantas cosas,
mira con tal cuidado por las mías,
que acaba de advertirme que esta noche
quiere que dé la mano a vuestra hermana, 420
responda o no responda don Rodrigo;
que gusta que a sus bodas se anticipen
las mías, y a pesar de la mudanza,
la posesión destierre a la esperanza.
Y aunque querello la Condesa sobra, 425
estimo de manera vuestro gusto,
que no quiero sin él ninguna dicha;
puesto que ya debéis de estar cansado
de dilaciones deste don Rodrigo,
y el sí le concedáis por ser su amigo. 430
DON RODRIGO
Pinabel, no ha dos horas que una carta
de don Rodrigo tuve, en que me avisa
que en Momblán ha de estar esta semana.
Mirad ¿cómo os podré dar a mi hermana?
PINABEL
Fácilmente podéis, si la Condesa 435
me desposa esta noche; que forzado,
ni podéis hacer más, ni estáis culpado.
DON RODRIGO
La Condesa, en sabiendo que está en Flandes
don Rodrigo Girón, no le hará agravio,
ni a mí me querrá dar tal pesadumbre. 440
PINABEL
Siempre vos la mostráis en cosas mías;
y si por ser yo hermano del difunto,
os parece que sea yo heredero
del odio que le habéis, Otón, tenido,
podrá ser que lo sea en su venganza. 445
DON RODRIGO
Habladme, Pinabel, con más templanza.
PINABEL
¿Qué templanza merecen vuestros humos?
¿Vos entendéis que yo no los conozco?
Ya sé que os prometéis sin fundamento
condados que soñáis, y que perdida 450
está por vuestro talle alguna dama,
con quien haciendo al Conde competencia,
pasáis de la merced a la excelencia.
También sé que el negarme a vuestra hermana
es porque imagináis no ser iguales 455
mis prendas a las vuestras; que un cuñado
de un duque, potentado de Alemania
(como vos soñáis ser), querréis que sea
algún emperador, y aun será poco.
Quedaos para arrogante, necio y loco, 460
que ni Clavela es digna de llamarse
mi esposa, ni de vos hay que hacer caso,
que sois loco de atar. (Vase.)
DON RODRIGO, CHINCHILLA.
CHINCHILLA
Detén el paso,
liebre, conejo, y triunfe la espadilla:
sabrás quién es el capitán Chinchilla. 465
DON RODRIGO
Déjale; que padece el mismo daño
que yo. De celos muero, celos tiene;
no me espanto que diga disparates.
CHINCHILLA
Si no se va, por Dios que hay carambola.
Cambrones lleva bajo de la cola. 470
DON RODRIGO
Voy a ver a Clavela; que si el Conde
viene a ser, como dicen, de Dïana
amado dueño, con Clavela pienso
el tropel aplacar de mis desdichas,
pues todas mis venturas son tan cortas. 475
CHINCHILLA
Cuando hay falta de pan buenas son tortas.
(Vanse.)
CASIMIRO, FLORO, PINABEL.
PINABEL
Diérale yo el bien venido
a Vuexcelencia, señor,
si hubiera para bien sido,
y no impidiera su amor 480
un loco desvanecido.
Vuexcelencia cree que viene
a gozar en esta empresa
dichas que por ciertas tiene;
pues si ama a la Condesa, 485
para gozarla conviene
dar primero muerte a Otón,
que es pesado impedimento
de su justa posesión.
CASIMIRO
¿Cómo así?
PINABEL
Trae pensamiento 490
(que a esto llega su ambición)
de ser en Oberisel
conde.
CASIMIRO
¿Otón?
PINABEL
Otón, que loco
sitial previene y dosel,
y todo lo juzga poco, 495
no siendo debajo dél
esposo de la Condesa.
CASIMIRO
¿Pues tiene ella dél memoria?
PINABEL
Como en la pasada empresa
de vos alcanzó vitoria, 500
no le castiga, ni aun pesa
a Diana de que intente
lo que imposible ha de ser,
y más teniéndoos presente.
CASIMIRO
¡Ah, mudanzas de mujer, 505
ya en menguante, ya en creciente!
¿Que Otón loco y arrogante,
osa hacerme competencia?
¡Él de la Condesa amante!
No hay sufrimiento y paciencia 510
para agravio semejante.
Matarle será mejor.
FLORO
Advierte lo que hacer quieres.
CASIMIRO
Esto conviene a mi honor.
¡Ah liviandad de mujeres! 515
Siempre escogéis lo peor.
PINABEL
(Aparte.)
Así la arrogancia vana,
Otón, sé yo castigar
de una locura liviana.
La vida te ha de costar 520
no haberme dado a tu hermana.
(Vanse.)
La CONDESA.
¿Es posible, rapaz ciego y desnudo,
cuando el seso por un español pierdo
que a mis locuras se resista cuerdo,
y a mis palabras contradiga mudo? 525
Declarado se ha el alma cuanto pudo
permitir la vergüenza sin acuerdo.
Si es español y amante, ¿cómo es lerdo?
Si Amor habla por señas, ¿cómo es mudo?
Aquí está el Conde, el Duque viene a verme, 530
que quiere darme esposo aborrecido,
y de pensallo la esperanza muere.
Decilde, Amor, que acabe de entenderme;
pero no se dará por entendido:
que es peor sordo el que entender no quiere. 535
DON RODRIGO. -La CONDESA.
DON RODRIGO
Dícenme que Vuexcelencia
me llama.
CONDESA
¿Yo? ¿Para qué?
DON RODRIGO
¿No? Luego yo me engañé.
Voyme con vuestra licencia.
CONDESA
Ya que estáis aquí, no os vais. 540
¿Cómo, si el Conde ha venido,
y la causa habéis sabido,
el parabién no me dais?
DON RODRIGO
Sea, señora, para bien.
CONDESA
¡Qué breve me le habéis dado! 545
¿Habéis los guantes picado?
DON RODRIGO
Si ya el Conde os quiere bien,
a quien sirvieron de enima,
¿para qué los guantes son?
CONDESA
Decís bien; tenéis razón. 550
Es vuestro ingenio de estima.
(Aparte.)
Amor, declararme quiero.
Mas la lengua no osará,
porque el temor le pondrá
freno: a la industria prefiero, 555
que es madre de la ocasión.
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Que así esta mujer pretenda
burlarme, y que no lo entienda
mi dudosa confusión!
CONDESA
(Aparte.
Pintaba cierto discreto, 560
retratando a la vergüenza,
un billete que comienza
a descubrir su secreto;
y yo para descubrir
este secreto crüel, 565
me he de valer de un papel.)
Traed recado de escribir.
DON RODRIGO
Voy por él. (Vase.)
CONDESA
¿No es gran crueldad
callar el enfermo triste,
si en el principio consiste 570
la mayor dificultad?
Ánimo imposibles venza;
que si es el comenzar
la mitad del negociar,
lo más hace el que comienza. 575
(Saca DON RODRIGO recado de escribir.)
DON RODRIGO
Aquí está lo necesario
para escribir.
CONDESA
La opinión
que de vuestra discreción
tuve siempre, secretario,
me obliga a fiar de vos 580
cosas de honor y recato,
y lo que aquí veis que trato,
querría que entre los dos
se quedase.
DON RODRIGO
Por mi parte
seguro el secreto está. 585
CONDESA
El Conde ha venido ya,
el Duque a casarme parte.
El deseo y la ocasión
ahora ofrecen lugar,
que después han de estorbar 590
mi hermano y la dilación.
El asegurarla es bien.
¿No os parece?
DON RODRIGO
El fin espero.
CONDESA
Un papel escribir quiero
por vos, a quien quiero bien. 595
DON RODRIGO
¿No es al Conde?
CONDESA
Es, y no es.
DON RODRIGO
¿Es y no es, gran señora?
CONDESA
Sí, porque no es conde ahora;
pero seralo después.
DON RODRIGO
No entiendo esa enigma yo. 600
CONDESA
El papel os la dirá.
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Cielos! Esto ¿qué será?
CONDESA
Comenzad.
DON RODRIGO
Si os escribió
vuestro hermano, el duque Arnesto,
que por esposo admitáis 605
al Conde, ¿de qué dudáis?
CONDESA
(Aparte.)
¡Que aun no me entienda con esto!
¡Hay desventura mayor!
DON RODRIGO
«¿Es y no es?» ¡Qué contrario
modo de hablar!
CONDESA
Secretario, 610
no es para bobos amor.
Poco despuntáis de agudo.
DON RODRIGO
Indignos merecimientos
acobardan pensamientos.
¡Dichoso el Conde, que pudo 615
llamarse, desde que vino,
esposo vuestro!
CONDESA
¿Eslo ya?
DON RODRIGO
Poco menos.
CONDESA
De aquí allá
hay mil leguas de camino.
DON RODRIGO
¿Luego no le amáis?
CONDESA
Yo... sí. 620
DON RODRIGO
¿Pues qué leguas puede haber?
CONDESA
¿Qué queréis? ¿No puede ser
que Dios lo estorbe?
DON RODRIGO
Es así.
CONDESA
Pues no pierda la esperanza
el que la puede tener. 625
DON RODRIGO
(Aparte.
¡Válgate Dios por mujer,
por amor y por mudanza!)
Señora...
CONDESA
(Aparte.)
Aquí se declara.
DON RODRIGO
¿Tendría algún fundamento
mi atrevido pensamiento, 630
si viéndoos, imaginara
que al Conde soy preferido?
CONDESA
¡Vos! ¿Tan galán os pintáis?
Arrogante y necio andáis.
Sois un bárbaro atrevido. 635
DON RODRIGO
(Aparte.
¡Oh, nunca yo hubiera hablado!)
Suplícoos me perdonéis.
CONDESA
Escribid; que bien sabéis
lo que ha que estáis perdonado,
y en lo que os estimo y precio. 640
(Aparte.
Hombre que ha dudado ya
que le quiero bien, será
si me pierde, un grande necio.)
DON RODRIGO
(Aparte.)
Entre miedos y esperanzas,
me traéis, amor sutil, 645
puesta mi vida en el fil
destas dudosas balanzas.
¿Qué pensáis hacer de mí?
¿Tuvo más dudas Teseo
en su intrincado rodeo? 650
CONDESA
¿No escribís?
DON RODRIGO
Señora, sí.
CONDESA
(Dictando.)
«Mi bien...»
DON RODRIGO
¡Señora!
CONDESA
No os llamo,
sino digo que escribáis
«mi bien».
DON RODRIGO
(Escribiendo.)
Tierna comenzáis.
CONDESA
(Dictando.)
«Con tan grande extremo os amo...» 655
DON RODRIGO
(Escribiendo.)
«Os amo».
CONDESA
¿A quién amáis vos?
DON RODRIGO
«Os amo» he puesto, señora.
CONDESA
¿A mí?
DON RODRIGO
Yo repito ahora
lo que he escrito; aunque, por Dios,
que si hacéis los ojos jueces, 660
ellos dirán mi delito.
CONDESA
Poned «os amo».
DON RODRIGO
Ya he escrito...
CONDESA
(Dictando.)
«Os amo yo».
DON RODRIGO
¿Tantas veces?
CONDESA
¿Qué se os da a vos que sean tantas?
DON RODRIGO
(Aparte.)
Entre esperanzas, desvelos, 665
tantas dudas, tantos celos,
ciego amor, ¿por qué me encantas?
CONDESA
(Dictando.)
«Que por ver si me amáis vos,
dando a mis cuidados fin,
a las doce en el jardín 670
seré vuestra esposa. Adiós.»
DON RODRIGO
Escrito está ya.
CONDESA
El tercero,
Otón, habéis vos de ser.
DON RODRIGO
¡Dichoso quien merecer
pudo tanto, que es primero! 675
CONDESA
Cerralde. Bien está así,
y dareisle... ¿Entendéis...?
DON RODRIGO
Sí, señora.
CONDESA
A quien sabéis
que me quiere más que a sí.
(Vase.)
DON RODRIGO.
«¡A quien sabéis que me quiere 680
más que a sí!» Luego soy yo.
Pero ¿por qué me escribió,
si a mí en su amor me prefiere?
¿No me hablara, si es que muere
del mal que muero? Mas venza 685
un papel, pues que comienza
a ser de mi amor la suma,
porque en los nobles, la pluma
es lengua de la vergüenza.
Pero no será, ¡ay de mí!, 690
sino el Conde a quien escribe;
que si por amarla vive,
amarala más que a sí.
Pero ¿cómo será así?
Si aguarda al Duque su hermano, 695
sólo para dar la mano
al Conde, ¡cielo!, ¿a qué fin,
llamándole a su jardín,
quiere hacer su amor liviano?
Por ella el Conde ha venido; 700
que le quiere ha confesado;
y querrá, pues fue el llamado,
hacerle hoy el escogido.
Pero si fuera querido,
preguntada, respondiera 705
que le amaba, y no dijera
aquel «es y no es» dudoso.
¿Hay mar más tempestüoso
con más confusa ribera?
No es posible, ni imagino 710
que a Casimiro escrito ha,
pues dijo que de aquí allá
hay mil leguas de camino.
¡Pues qué!, ¿diré que soy dino
de gozalla yo? ¡Ay de mí! 715
Que aquí la sentencia oí
de mi arrogante interés.
Decidme, cielos, ¿quién es
quien la quiere más que a sí?
CASIMIRO, FLORO. -DON RODRIGO.
FLORO
Aquí está Otón; pero mira 720
primero lo que has de hablar.
CASIMIRO
No hay que advertir ni mirar;
que no tiene ojos la ira.
DON RODRIGO
El Conde ha venido aquí:
decid, obscuro papel. 725
¿Sois para mí o para él?
¿Quién la quiere más que a sí?
CASIMIRO
Otón...
DON RODRIGO
Gran señor...
CASIMIRO
En vos
sé yo que tuve un testigo,
cierta noche que conmigo 730
fue piadoso el ciego dios;
de la mucha voluntad
con que, estando ausente yo,
a mi amor favoreció
la Condesa.
DON RODRIGO
Así es verdad. 735
CASIMIRO
¿Ella no os lo dijo?
DON RODRIGO
Sí.
CASIMIRO
También habréis visto, Otón,
de mi larga pretensión
que la quiero más que a mí.
DON RODRIGO
Si más que a vos la queréis, 740
aunque mi mal solicito,
a vos viene el sobre escrito...
CASIMIRO
Esto mejor lo sabéis
que yo, pues que lo confiesa
Diana.
DON RODRIGO
Digo que sí. 745
Quien la quiere más que a sí,
sois vos, y ansí la Condesa
os escribe este papel.
CASIMIRO
¿Para mí?
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Pluguiera a Dios
que no fuera para vos! 750
CASIMIRO
(Aparte.
Engañome Pinabel.)
¿Que es de la Condesa?
DON RODRIGO
Sí;
mandome que le escribiese,
y que yo mismo le diese
a quien la ama más que a sí. 755
Y pues vos venís por él,
y esas señas me habéis dado,
vos, conde, sois el llamado.
Gozad dichoso el papel.
(Dásele y se aparta del CONDE.)
CASIMIRO
(Aparte.)
¿Qué oís, confusos deseos? 760
DON RODRIGO
(Aparte.)
¡Ay de quien se ha de matar,
si el Conde llega a gozar
la gloria de sus empleos!
CASIMIRO
Floro, mira si estoy loco.
FLORO
De cólera y sinrazón 765
lo estabas poco ha.
CASIMIRO
Perdón
le pido. En tiempo tan poco,
¿tal premio mi amor recibe?
FLORO
Aún no has llegado a saber
lo que dice.
CASIMIRO
Quiero ver 770
lo que mi condesa escribe.
(Lee para sí.)
DON RODRIGO
(Aparte.)
Si no sois, Clavela, vos
saludable contrayerba
contra la ponzoña acerba
destas desdichas, por Dios 775
que muero infelicemente.
CASIMIRO
(Acabando de leer.)
«Dando a mis cuidados fin,
a las doce en el jardín,
seré vuestra esposa.» Miente
quien dice que la mujer 780
es liviana, es inconstante;
que es bronce, mármol, diamante,
y más firme viene a ser.
Diana es la discreción,
la hermosura, la nobleza, 785
la gracia y la gentileza,
el donaire, la sazón...
FLORO
Señor, basta.
CASIMIRO
Otón leal,
mi estado es tuyo desde hoy;
tú eres el Conde, yo soy 790
mucho menos que tu igual.
Dame los brazos, los pies...
Pero todo aquesto es poco.
Dame...
FLORO
Señor, ¿estás loco?
CASIMIRO
¿No lo he de estar? ¿No lo ves? 795
Llegó mi ventura al fin.
Ven; que el amor me da priesa.
FLORO
¿Dónde?
CASIMIRO
A ver a mi condesa,
que me aguarda en el jardín.
(Vanse CASIMIRO y FLORO.)
DON RODRIGO.
¡Cielos! ¿A ver su condesa 800
que le aguarda en el jardín?
¿Que la ha de gozar, en fin,
aunque la adoro, y me pesa?
¿Que tanto bien interesa
por la letra de un papel, 805
que leyó su dicha en él,
estando mi suerte en duda?
Nunca el Conde a verla acuda,
si el Conde no es dueño dél.
Si viene el Duque mañana, 810
¿qué prisa, cielos, es esta?
Necio he sido; no hay respuesta
porque a no querer Diana
que yo la ocasión gozara,
y el papel para mí fuera, 815
por su mano le escribiera,
y con otro le enviara.
El Conde ha de ir a las doce,
como el papel lo advirtió;
anticipareme yo 820
luego, porque no la goce,
o moriré si me engaño
en saber que soy querido.
Amor, ya que necio he sido,
suelde la industria este daño. 825
CHINCHILLA. -DON RODRIGO.
CHINCHILLA
En todo este santo día
no te he visto.
DON RODRIGO
Ni podrás
agora.
CHINCHILLA
Pues ¿dónde vas?
DON RODRIGO
¡Ayuda, presteza mía!
Aguárdame en el terrero. 830
CHINCHILLA
Tres días ha que no cenas
ni comes.
DON RODRIGO
Manjar de penas
es sólo el que busco y quiero.
CHINCHILLA
¡Anda bueno el dios machín!
¿Dónde vas con tanta priesa? 835
DON RODRIGO
Voy...
CHINCHILLA
¿Vas...?
DON RODRIGO
A ver mi condesa
que me aguarda en el jardín.
(Vase.)
CHINCHILLA
Él se fue a mudar vestido,
y yo me habré de quedar, 840
como suelo, a repasar
cuentas de lo que he bebido.
¡Válgate el diablo, el terrero,
lo que das en perseguirme!
Pues ¿si tengo de dormirme? 845
Pues sí chero, pues no chero.
(Vase.)
Vistan exterior del jardín de la CONDESA.
-Noche.
CASIMIRO, FLORO.
CASIMIRO
¿No son las doce?
FLORO
¿Las cuántas?
Ni las diez.
CASIMIRO
Quien ama, cuente
horas, amor, de relojes
que cuestan caro si mienten. 850
Sabes tú que la Condesa,
con ver que su hermano viene
con tanta priesa a casarme,
un día esperar no puede,
y que esta noche me manda 855
la venga a ver, ¡y tú quieres
que aguarde la flema yo
de un reloj, porque se hiele
y por no dar, no reciba
ni amor el premio que tiene 860
tan cierto! La diligencia
siempre gana y nunca pierde.
FLORO
En fin, ¿a entrar te dispones?
CASIMIRO
A entrar me dispongo. Vete.
FLORO
¿Quieres que te aguarde aquí? 865
CASIMIRO
No, porque si pasa gente,
darás lugar a malicias.
FLORO
Guíete el amor, si puede
un ciego guiar a otro.
(Vase.)
CHINCHILLA. -CASIMIRO.
CHINCHILLA
(Aparte al salir.)
Mi señor sin duda es este. 870
CASIMIRO
Allí está la cerca baja:
trepando por los laureles
que están pegados al muro,
podré saltar fácilmente.
CHINCHILLA
(Con recato al CONDE, desde lejos.)
¡Ah, señor!, ¿no me conoces? 875
CASIMIRO
(Sin oír a CHINCHILLA.)
Noche propicia y alegre,
no salga en un año el sol
en los brazos de su oriente,
porque ni mi amor estorbe,
ni mi silencio despierte. 880
¡Dulce esposa!, ¿que en tus brazos
antes de una hora he de verme?
(Vase.)
CHINCHILLA
¡Ah, señor!, ¡señor! -Zampose.
Si la Condesa le quiere,
y entra a gozalla, no dudo 885
que don Rodrigo ha de hacerme,
en casándose con ella,
archibodeguero siempre,
y de Lucrecia, Tarquino.
DON RODRIGO. -CHINCHILLA.
DON RODRIGO
(Sin ver a CHINCHILLA.)
Si era para mí el billete 890
y necio al Conde le di,
goce su amor en papeles,
y yo por obra advertido,
mi cortedad necia enmiende.
Dos horas antes del plazo 895
vengo; y si Diana duerme
(que con amor no es posible),
mis suspiros la despierten.
Vos, jardín, habéis de ser
tálamo amoroso y verde 900
de mis dichas. Subir quiero.
CHINCHILLA
Hacia mí un gigante viene.
¡Válgame Dios! ¡Que haya santos
abogados de los dientes,
de las tripas, de la ijada, 905
de las bubas y la peste,
y no haya santo abogado
del miedo que un hombre tiene!
Pero no hay santo cobarde;
que quien se salva es valiente. 910
DON RODRIGO
¡Hola! ¿Quién va?
CHINCHILLA
(Aparte.)
Ya me ha visto.
DON RODRIGO
¿Quién sois? ¡Hola!
CHINCHILLA
Quien quisiere,
porque a los hombres de paja
cualquier nombre les conviene.
DON RODRIGO
¿Sois señor, o sois criado? 915
CHINCHILLA
Criado he sido tres veces:
una de Dios; de mi madre
otra, que me dio su leche;
y otra (que nunca lo fuera)
de un amo que aquí me tiene, 920
mientras se calienta él,
como cantimplora en nieve.
DON RODRIGO
¿Es Chinchilla?
CHINCHILLA
¿Es don Rodrigo?
DON RODRIGO
¡Borracho!
CHINCHILLA
¿Tan presto vuelves?
Cortos fueron los oficios; 925
amante eres diligente.
Pero pues tan presto sales,
algo ha habido. ¿Qué hay?, ¿qué tienes?
¿Hante sentido en palacio,
o la viuda no te quiere? 930
DON RODRIGO
¿Estás borracho? ¿Qué dices,
que tantas cosas revuelves
unas con otras?
CHINCHILLA
¿Qué digo?
¡Bueno será que lo niegues!
¿No acabas de entrar ahora, 935
por entre aquellos laureles,
al jardín de la Condesa?
DON RODRIGO
¿Yo?
CHINCHILLA
No, sino el mequetrefe.
¿Pídote yo la alcabala?
¿Vengo por los alquileres, 940
que me niegas lo que he visto
por estos ojos o ojetes?
DON RODRIGO
¿Hombre hay dentro del jardín?
CHINCHILLA
Hombre y tan hombre, que viene
a mostrar que es para hombre. 945
DON RODRIGO
¡Ay cielos!, el Conde es este.
¿Tú le viste entrar?
CHINCHILLA
Yo mismo,
no ha un cuarto de hora, y dejele
porque pensé que eras tú.
DON RODRIGO
¡Oh celos! ¡Oh amor aleve! 950
Yo tengo la culpa, yo,
y pues la tengo, no quede,
vida en mí tan desdichada.
Más vale darme la muerte.
CHINCHILLA
¿Tenemos ya carambola? 955
DON RODRIGO
¡Que yo al Conde el papel diese
que era para mí! ¡Mal haya
quien ama, y la ocasión pierde!
¡Ah del parque!, ¡ah de palacio!
¡Ah del jardín! ¡Hola! Gente, 960
jardineros...
CHINCHILLA
No des voces.
DON RODRIGO
¡Pues qué!, ¿quieres que reviente?
Déjame, pues por mi causa
perdí la ocasión alegre
de mis dichas, que dé alivio 965
a mis ansias desta suerte.
Árboles, ¿no veis vosotros
por los ojos de hojas verdes,
que mi amor se llama a engaño?
Si el Conde entró, detenelde. 970
Flores, volveos espinas;
así nunca en mayo fértil
de los brazos de Amaltea
vuestros valles frescos deje.
Creced, arroyuelos claros, 975
haced mares vuestras fuentes,
para que el Conde no pase,
y si pasase, se anegue.
Pero todos diréis y justamente,
que muera el que una vez la ocasión pierde. 980
Ya la perdí, yo el ignorante he sido;
sólo puedo quejarme de mí mismo.
CHINCHILLA
Aquí nos han de matar,
si das voces, imprudente.
Las puertas abren del parque; 985
por ellas sale gran gente:
Casimiro y la Condesa,
enlazando manos, vienen
oyendo de sus vasallos
venturosos parabienes. 990
DON RODRIGO
Para mí son paramales.
¡Ay celos!, ¡ay rabia!, ¡ay muerte!
Y, ¡ay de mí!, que ya no hay
industria que me remedie.
LIBERIO, PINABEL, CLAVELA,
LUCRECIA, CASIMIRO, de las manos;
acompañamiento.
CONDESA
Lo que os escribió mi amor 995
(en fe del mucho que os tiene,
conde y señor, vuestra esposa)
fue acelerado accidente;
que sin consultar al alma
los deseos, impacientes 1000
de esperar términos largos,
juzgan siglos horas breves.
Mas no es razón que en secreto
vuestra firmeza se premie,
cuando en público desea 1005
esta ciudad que celebre
el amor entre los dos,
los deseos excelentes
de Casimiro y Diana,
que el alma y mano os ofrece. 1010
Por eso desde el jardín,
donde amor, que nunca duerme
cogiéndoos en él, ha sido
hoy cazador diligente,
os traslado a mi palacio, 1015
para que como merece
vuestra constancia, Himeneo
coyundas de amor nos eche.
CASIMIRO
¡Venturosas dilaciones,
que, en fin, dulce esposa, tienen 1020
tan apacible remate!
Y yo, ¡dichoso mil veces,
que esta mano he merecido!
CONDESA
(Aparte.
Pues el Cielo así lo quiere,
loco amor, salid del alma.) 1025
¡Otón!, ¿aquí estáis?
(Aparte con él.)
Quien tiene
entendimiento tan corto,
que para corto se quede.
DON RODRIGO
Siempre hablastes por enigmas.
CONDESA
Siempre el cuerdo las entiende. 1030
¡El papel distes al Conde!
¡Agudeza fue prudente!
DON RODRIGO
Pensé que era para él.
CONDESA
¿Hombre érades de «penseque»?
(A CASIMIRO.)
Vamos venid, conde mío. 1035
DON RODRIGO
(Aparte con la CONDESA.)
¿Aqueste pago merece
mi amor?
CONDESA
Así se castigan
necedades de un «penseque».
CHINCHILLA
(Aparte con su amo.)
¿«Pensé que» ibas a decir
ahora?
DON RODRIGO
Déjame. ¿Quieres 1040
que me mate?
CHINCHILLA
¿Tú no sabes
la descendencia y parientes
del «penseque», que en el mundo
tantos mentecatos tiene,
dando piensos de cebada? 1045
Que es bien que a «penseques» piensen.
CONDESA
Ya, conde y señor, que sois
mi esposo, y el Duque viene
a celebrar nuestras bodas,
quiero, primero que llegue, 1050
hacer con vuestra licencia,
otras segundas que alegren
las vuestras.
CASIMIRO
Vuestra hermosura
lo que más gustare ordene.
CONDESA
Clavela se ha de casar 1055
con quien sé yo que la quiere
desde que a esta tierra vino.
PINABEL
Yo, gran señora, soy ese.
CONDESA
No es sino este caballero.
(Por DON RODRIGO.)
Los dos desposarse pueden. 1060
LIBERIO
¿Con mi hijo?
CLAVELA
¿Con mi hermano?
(Aparte.)
¡Ojalá nunca lo fuese!
CONDESA
No es Otón, como pensáis
todos, el que veis presente...
CLAVELA
¿Pues...?
CONDESA
Don Rodrigo Girón, 1065
que el verdadero Otón viene
en servicio de mi hermano,
y es quien por él intercede.
LIBERIO
Clavela, si esto es así,
por vuestro esposo se quede; 1070
que de hijo a yerno va poco.
CLAVELA
La mano le doy mil veces.
DON RODRIGO
Yo a vos con ella mi vida,
pues por vos a cobrar vuelve
el sosiego que perdió. 1075
PINABEL
Pues ¿este pago merecen
mis servicios, gran señora?
CONDESA
Para que en parte se premien,
mi prima Laura será
vuestra esposa.
PINABEL
Ya no puede 1080
osar quejarse mi agravio,
pues me hacéis vuestro pariente.
DON RODRIGO
Yo he de partirme a Castilla
con mi esposa...
CONDESA
Sois prudente.
DON RODRIGO
Por no tener a mis ojos 1085
El castigo del penseque.
CONDESA
Diez mil ducados os doy.
CHINCHILLA
¿Y a mí?
CONDESA
Dos mil.
CHINCHILLA
Dios te deje
llegar a ver choznos viejos.
Señora Lucrecia, llegue, 1090
y deme esa mano.
CASIMIRO
Vamos,
primero que en Momblán entre
hoy el Duque, a recibille.
DON RODRIGO
El cuerdo amante escarmiente
en mí, y goce la ocasión; 1095
porque al que cual yo la pierde,
le cabrá parte conmigo
de Castigo del penseque.