El carnicero y los dos jóvenes

El carnicero y los dos jóvenes
de Esopo


Hallábanse dos jóvenes comprando carne en el mismo establecimiento.

Viendo ocupado al carnicero en otro sitio, uno de los muchachos robó unos restos y los arrojó en el bolsillo del otro. Al volverse el carnicero y notar la falta de los trozos, acusó a los dos muchachos.

Pero el que los había cogido juró que no los tenía, y el que los tenía juró que no los había cogido. Comprendiendo su argucia, díjoles el carnicero:

— Podéis escapar de mí por un falso juramento, pero no escaparéis ante los dioses.


Moraleja: Los falsos juramentos no dejan de serlo aunque se disfracen de verdad.