El carnaval (Cuéllar)

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


EL CARNAVAL


YA viene el Carnaval con sus hechizos,
Derramando vivísimos placeres,
Ya viene el Carnaval con sus mujeres
De ardiente, enamorado corazón.
Mirad ese fantasma que se ostenta
Orlada la cerviz de mil colores,
Y vierte aromas por do quier y flores
Y trae la copa con que brinda amor.

Sobre carro de púrpura y de oro
Viene asentando la voluble planta,
Y en medio de las músicas levanta
Con hondo grito su sonora voz.

Y el séquito de sílfides entona
Báquico canto de acordados sones,
Y ondulan las garzotas y pendones
En rara y tumultuosa confusión.

De timbres y panderos y sonajas
Que trae la fantástica comparsa
Se oye el rumor, y la grotesca farsa
Preludia el entusiasta Carnaval.
Y las mujeres cual hurís hermosas
Que cubren su reír con la careta,
Y la mirada de placer inquieta
Roban el alma sin sentir la paz.


I.


«Bello es el Carnaval, báquico acento
«La lira entone del poeta ardiente,
«Alejad el hastío de vuestra frente,
«Brindad por la amistad, por el amor,
«¡Que viva el Carnaval, y si las copas
«Libais porque brinde, mujeres bellas,
«Ciertas estad que beberéis en ellas
«Pedazos de mi ardiente corazón!»

II.


Ven al salón; la música nos llama,
        Sirena encantadora,
Más bella que los lampos que derrama
        La nacarada aurora;
        Ven á gozar de la fiesta
        Y en revuelto torbellino
        Con los vapores del vino
        Y al son de la alegre orquesta,
En confuso tropel arrebatados
Iremos sin sentir en ráudos giros
Mis brazos con tus brazos enlazados....

¡Oh, qué vértigo dulce me arrebata!
        Mi corazón vacila,
Sirena, escucha, por piedad, me mata
        La luz de tu pupila....
        Ven, Sirena, entre mis brazos
        Reclínate sin cuidado,
        Que sin sentir me has robado
        El corazón á pedazos.

Vuelve otra vez la música sonora....
¡Cuál hieren mi cerebro sus sonidos!
No puedo más, gacela encantadora....

¡Oh cuánta luz ofusca mis pupilas!
        ¡Cual irradia tu frente
Con los brillantes fúlgidos que apilas!
        Estás resplandeciente....
        Dame á beber la ambrosía
        De tus labios seductores,
        Más fragantes que las flores
        Que miro al rayar el día.
Tú eres mi adoración, y mi embeleso,
Maga hechicera de mirar ardiente,
Hieres mi corazón con cada beso..............


III.


Ya miro la luz del día
Al través de la ventana,
Ya penetra hasta nosotros
En ráfagas azuladas.

Sirena, ¿qué tienes, dime?
¿Do está tu siniestra máscara?
¿Dónde están aquellas risas
Y aquellas dulces miradas?
Ay! estás inconocible,
Estás, Sirena, muy pálida!
¿Dónde están tus juramentos,
Tus amorosas palabras?
¿Por qué si te miro vuelves
Hacia otra parte la cara?
¿Eres tú, Sirena, ó sueño?
Qué tienes, voluble maga?
¿Por qué en vez de responderme
Me vuelves así la espalda?
¡Huyes!... ¡ah, todo ha cambiado!
Luces, orquestas y galas,
Y tantas bellas mujeres,
Y tantos distintos máscaras,
Y tan locos y risueños
Y de figuras tan raras...
Todo acabó!... se apagaron
Las bujías y las lámparas
Y el silencio en todas partes
Con aquel ruido contrasta...

Por qué siento desaliento
Y soledad en el alma?
Todo me inspira cansancio
Y honda desazón amarga;
La copa de los placeres
Entre las heces guardaba
Un veneno que me roe
Con lentitud las entrañas...»

Así la luz de la razón un día
Viene á poner á los turbados ojos
Muda, imponente realidad sombría
Al que la copa del placer bebía
Y siente ¡ay triste! sinsabor y enojos.