El cabello de la Virgen

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


El cabello de la Virgen.

En un pueblecillo de Francia habia un sacristán muy pillo, que acostumbraba enseñar las reliquias de la iglesia siempre que no podia ser visto por el cura, que le habia echado fuertes reprimendas por las mentiras y engaños que acostumbraba mezclar en sus relaciones al mostrarlas al pueblo.

Lo mas raro de todo lo que decia tener, era un cabello de la Virgen, que puesto á alguna distancia de los espectadores, hacia como que enseñaba, separando poco á poco sus dedos, lo mismo que si corriesen toda, su longitud, y esto con tal aparien

cia de verdad, que en todo aquel territorio era muy grande la veneración que se tributaba al cabello de la Virgen, concurriendo millares do personas á mirarlo.

Vino cierto dia un labrador que nada tenia de tonto, y abriendo sus grandes ojos y llegando con sus dedos á tocar casi los del sacristán, le dijo á este con solaperia:

— Oiga V., padre sacristán, yo miro, miro; pero por mas que miro, nada veo.

— Ya lo creó, respondió el tunante, hace ya veinte años que lo enseño y todavía no lo he visto.

Por su desgracia lo oyó el cura, y ya no lo ha enseñado mas, porque lo dejó cesante.