El caballo y el burro

Fábulas argentinas
El caballo y el burro

de Godofredo Daireaux


Un burro cargado con grandes canastas llenas de verdura, se metió en un pantano. Mientras estaba haciendo mil esfuerzos para salir a la orilla, pasó un caballo tirando con toda facilidad de un carrito vacío. Bien hubiera podido ayudar al burro; pero miró y pasó. El burro siguió penando, callado, resignado, hasta librarse solo del mal paso.

Algún tiempo después, el burro, desensillado, estaba paciendo con toda tranquilidad, cuando pasó el caballo atado a una volanta tan llena de gente, que apenas le daban las fuerzas para caminar al tranco. El burro levantó la cabeza, miró y siguió comiendo.

El caballo no pudo contener su indignación y lanzó tres o cuatro relinchos expresivos a ese grosero, egoísta, mal criado, que no era capaz de ayudarle, viéndolo tan mal parado. El burro se hizo el desentendido, acordándose de lo de antes, y pensando, con razón, que al rico que no ayuda al pobre, hay que negarle la cuarta en medio del pantano.