El amigo reconciliado

El amigo reconciliado
de Manuel María Pérez y Ramírez


 Por algún accidente no pensado   
 suele quebrarse un vaso cristalino;   
 trátase de soldar con barniz fino,   
 y lógrase por fin verlo pegado.   
 

 Pero por más que apure su cuidado  
 el ingenio más raro y peregrino,   
 dejarlo sin señal es desatino:   
 siempre quedan señales de quebrado.   
 

 Así es una amistad de mucha dura:   
 quiébrase la amistad que hermosa fuera;  
 suéldala el tiempo con su gran cordura.   
 

 Cierto que la amistad se mira entera;   
 pero con la señal de quebradura   
 nunca puede quedar como antes era.