El alba de Jesús
Señor, en mí me busco y no me encuentro...
¿Dónde la claridad del nuevo día
cuya luz inmortal fulgura dentro
del corazón sin pena ni alegría?
Tú eres la paz, y yo soy la contienda;
tú eres la luz, la noche va conmigo...
Mis ojos, ciegos por la negra venda,
no distinguen amigo ni enemigo...
¡Pero una voz en mi interior te nombra
y dulcemente hacia tu fin me lleva,
porque tú estás en mí como en la sombra
la luz celeste de la aurora nueva!