El ajedrez (Borao y Clemente)/Capítulo VIII

El ajedrez (1858) de Jerónimo Borao
Nota: Se respeta la ortografía original de la época

CAPITULO OCTAVO.




DEL REY.


Es la primera pieza, pues de su existencia depende la partida: tiene, sin embargo, muy limitado el movimiento, y no marcha sino una casa en cual quiera direccion: no obra durante la partida y, por el contrario, procura hacerse impenetrable: sale á campaña en los finales, cuando le obliga á ello la escasez de sus piezas y la necesidad de defenderlas.

El rey debe examinar todos los ataques que se le dirigen, para procurarse piezas defensoras ó casas de retirada.

Cuando sus piezas toman la ofensiva, debe estar seguro de sí mismo, y no lanzar ataques sin saber que está á salvo de los contrarios.

Atacado, le es mejor cubrirse que retirarse.

Enfilado, aunque sin jaque, debe retirarse, sino puede cubrirse, por no esponerse á unjaque doble ó de descubierta.

Para mayor seguridad tiene el recurso del enroque, segun se esplicará en el capítulo siguiente, peroha de consultar si le conviene y por qué lado, lo cual dependerá de la posicion enemiga.

Es muy conveniente la posicion del rey á un costado al amparo de sus peones, pero movido uno de estos, y defendido así mismo por la torre.

En los finales procure ganar la oposicion, esto es, ponerse frente al rey contrario á distancia de un paso, para que, tocando jugar al contrario, ceda línea.

Evite chocar con los peones enemigos.

Para huir de la accion de torre enemiga, colóquese en línea interceptada por peon contrario.

Debe proteger un grupo de peones libres avanzándolos hácia dama, amparándose de ellos y presentando un pequeño frente de ataque.

El rey debe en los finales cercarse de su corto ejército cuando es inferior en fuerzas.

Debe evitar los jaques, que son para él pérdida de tiempos, cuando son para él mas que nunca preciosos.

Procure no acorralarse en un línea estrema, ni menos en un ángulo, á no ser que aspire á hacer empatada la partida.

Si el rey, estando solo, tiene alguno ó algunos peones libres ytambien el contrario, ha de medir bien las distancias para ver si le conviene llevar sus peones á dama, ú oponerse á que los contrarios entren: si puede coronar un peon una jugada antes que el contrario, esto es lo que por regla general convendrá que haga.