El año de 1793
Cruje feroz el carro furibundo del implacable Marte, y desquiciada la tierra, en sangre y en sudor bañada, puebla de horror los ámbitos del mundo. Impía la Parca con aspecto inmundo, no en los campos de Marte fatigada, destroza en prado y monte, encarnizada, greyes sin fin con ímpetu iracundo. Cadáveres son hoy de hombres y brutos cosecha horrenda de la tierra, males con que esta edad su mérito señala. Niéganse al hombre hasta los rudos frutos; ¡ay! según lo merecen los mortales, así el cielo, Teodoro, los regala.