El Viejo y la Muerte

El Tesoro de la Juventud (1911)
El libro de la Poesía, Tomo 2
El Viejo y la Muerte
de Félix María Samaniego

Nota: se ha conservado la ortografía original.


Achaque común a pequeños y grandes es el de manifestar deseos de morirse, cuando hiere en lo vivo alguna contrariedad o pesadumbre; pero suele ocurrir que, si la muerte hace ademán de presentarse, los que antes fingían desearla con tanto ahinco, siguen el ejemplo del viejo que nos narra en los siguientes cuartetos el fabulista español Don Félix María Samaniego (1745-1801), de quien damos tantos otros apólogos en nuestra obra.


EL VIEJO Y LA MUERTE

E

NTRE montes, por áspero camino,

Tropezando con una y otra peña,
Iba un viejo cargado con su leña.
Maldiciendo su mísero destino.

Al fin cayó, y viéndose de suerte
Que apenas levantarse ya podía.
Llamaba con colérica porfía
Una, dos y tres veces a la muerte.

Armada de guadaña, en esqueleto,
La Parca se le ofrece en aquel punto;
Pero el viejo, temiendo ser difunto.
Lleno más de terror que de respeto.

Trémulo la decía y balbuciente:
i Yo... señora... os llamé desesperado;
Pero...» — «Acaba; ¿qué quieres, desdichado? »
— « Que me cargues la leña solamente ».

Tenga paciencia quien se crea infelice;
Que, aun en la situación más lamentable ,
Es la vida del hombre siempre amable.
El viejo de la leña nos lo dice.