El Japón
de Judith Gautier
Prólogo

PROLOGO

PRÓLOGO

Emprender un viaje pintoresco!" ¡Qué emoción producían estas sencillas palabras en nuestra alma de niños, y qué deliciosa turbación despiertan todavía en nosotros!

Vivir es esperar. En realidad, no vivimos sino en espera de no se sabe qué cosa agradable, de algo que probablemente llegará de un momento á otro . . . luego . . . mañana . . . ó el año que viene. Acaso todo haya cambiado entonces; serán otras las condiciones de nuestra vida; habremos vencido tal ó cual dificultad, triunfado del obstáculo que se oponía á nuestra felicidad, á la realización de nuestros deseos de ambición ó de amor. La infancia y después la adolescencia, transcurren así invocando al porvenir, soñándole resplandeciente de mágicos colores. Ser joven es esperar, sin motivo justificado y á pesar de uno mismo, en el infinito—es decir, viajar en espíritu hacia horizontes siempre renovados—anticipándose á todas las alegrías.

La mayor parte de los hombres, retenidos en los mismos sitios por necesidad, acostúmbranse á no esperar nada. Han aprendido, más ó menos pronto, que el mañana será, para ellos, igual al ayer; la ciudad, la aldea ó el campo en donde viven, no les enseñarán nunca otras cosas que las que ya conocen.

En cuanto adquieren la certidumbre de ello, han envejecido, verdaderamente envejecido de mala manera; pero aun entonces ocurre que las sugestivas palabras; "emprender un viaje pintoresco" reaniman, en ellos, la fuerza para esperar, para soñar, para querer y para obrar. La ilusión fecunda de que habla el poeta vuelve á anidar en su corazón; y desde que comienzan el viaje, creen, como el héroe de Cervantes, que á cada recodo del camino va á surgir la Aventura, lo nuevo, el acontecimiento exquisito que los sedentarios—al menos así lo creen ellos—no sabrían encontrar.

Y este es precisamente el encanto del viaje: la indefinida renovación de nuestra facultad de esperar con alegría. Viajar es esperar, y esta es la razón de por qué muchas veces los viajes son el remedio eficaz contra las penas, porque nos obligan á seguir esperando. El deseo de viajar es esencialmente un deseo de cosa nueva y entretenida, de algo inédito, de algo novelesco ó fantástico, y en todo caso de algo no visto. El exotismo en literatura ha sido un rejuvenecimiento.

El Robinsón Crusoé es el prototipo de los viajes, y

PÓRTICO SAGRADO
jamás libro alguno tuvo un éxito tan grande y tan duradero.

La aparición de Pablo y Virginia, fué una revelación. Eran Adán y Eva, niños, en un paraíso nuevo. El viaje había rejuvenecido la inocencia y hasta el amor.

Con Fierre Loti y con Chateaubriand, se vivificaron la curiosidad y la esperanza.

Nosotros, escolares del siglo XIX ¿no hemos leído con avidez, tras una muralla de diccionarios, anodinas historias sin ilustraciones de cacerías en América, de apaches y de gitanos? En cuanto á la verdadera geografía y etnografía científicas, antes de los hermanos Reclus, se nos presentaba sin adornos, sin amenidad, sin colorido, en libros enfadosos que frecuentemente rechazábamos.

Se ha llegado á comprender hoy que los libros de "instrucción" destinados á los niños, deben dirigirse á su sensibilidad, á fin de excitar en ellos "la esperanza," la sana curiosidad, es decir, la alegría de vivir.

La Casa Editorial Hispano-Americana ha emprendido la publicación de esta nueva serie de obras con ilustraciones magníficamente reproducidas —preciosos documentos— destinadas á la vez á los escolares y á los hombres, obras de educación y entretenimiento para unos y álbum de recuerdo para los demás.

Los seis primeros volúmenes están dedicados á España, Marruecos, Egipto, India, China y Japón.

No hacemos la crítica de los textos, debidos á los señores: Friedel, bibliotecario del Museo Pedagógico, autor del volumen sobre España; commandante Haillot, destacado en Casablanca, que ha escrito el referente á Marruecos; Bayet, agregado al ministerio de Instrucción Pública, autor del libro sobre Egipto; capitán Marcelo Pionnier, comisionado oficial por el Gobierno, autor del libro acerca de la India; y por último la señora Judith Gautier, miembro de la Academia Goncourt, autora de los libros sobre la China y el Japón.

Entre los firmantes de los seis volúmenes que seguirán, se encuentran los señores Brieux, de la Academia francesa, que escribe el libro sobre Argelia, Noussanne, autor del libro sobre Rusia, etc. etc.

Con tales nombres, las obras se recomiendan por sí mismas; pero lo que puede particularmente, indicarse, es el interés que ofrecen las preciosas láminas en color con que están enriquecidos estos libros. El positivo valor documental de dichas láminas constituye su principal mérito. Muchas de estas ilustraciones son fotografías en color tomadas del natural, otras son acuarelas ejecutadas, desde luego, tomando por modelo á la naturaleza, y todas ellas son "retratos justos y vivientes de los diversos países."

Ilustrado con tales imágenes, el texto hablará á los ojos de los niños, cautivando su atención, haciendo que después de haberlas visto, no olviden nunca el país por el que creerán que han viajado efectivamente.

En cada serie, se resume los diferentes caracteres generales de las grandes comarcas que se ofrecen á nuestra vista.

La fotografía contemporánea nos ofrece por todas partes, y en cualquier momento, datos precisos, pero no con la profusión y amenidad de los colores, que, para chicos y grandes, es uno de los mayores atractivos. Acordémonos de la influencia que las viejas estampas ejercieron en nuestros cerebros infantiles, ¡Felices los niños de hoy!

¡Con qué palabras, á menos de ser un Fierre Loti, se dará al lector la idea de lo que puede ser un príncipe indo, un maharadja en traje de gala! ¿Cómo saber que el elefante que lleva á este personaje está revestido de un brocado de oro, que el carro sin ruedas, el solio que se ve sobre el lomo del enorme animal no es, como el príncipe, sino una cascada de oro? Únicamente la imagen en color puede decirlo; por sí sola es un cuento de hadas, y he aquí un buen procedimiento para enseñar á los niños lo que es un maharadja y en qué suntuosidades se encuentra, bajo un quitasol de oro y sobre un elefante cubierto de piedras rutilantes.

El texto de los volúmenes sobre la China y el Japón, es debido á la pluma de la señora Judith Gautier. Nadie mejor que ella puede hablar de esta China "que ha inventado todo ó casi todo, en una época de las más remotas."

Esta serie de doce viajes pintorescos, tendrá una verdadera significación educativa.

Juan Aicard,
De la Academia francesa.