Nota: Poema número 83 de Las flores del mal (edición de 1861).

Para J.G.F.

Yo te golpearé sin cólera
Y sin odio, como un leñador,
¡Como Moisés la roca!
Y haré de tus párpados,

Para abrevar mi Sahara,
Brotar las aguas del sufrimiento.
Mi deseo preñado de esperanza
Sobre tus lágrimas saladas flotará

Como un navío que zarpa,
Y en mi corazón que embriagarán
¡Tus queridos sollozos resonarán
Como un tambor que bate a la carga!

¿No soy yo un falso acorde
En la divina sinfonía,
Gracias a la voraz Ironía
Que me sacude y me muerde?

¡Ella está en mi garganta, la grita!
¡Es toda mi sangre, este veneno negro!
¡Yo soy el siniestro espejo
Donde la furia se contempla!

¡Yo soy la herida y el cuchillo!
¡Yo soy la bofetada y la mejilla!
¡Yo soy los miembros y la rueda,
Y la víctima y el verdugo!

Yo soy de mí corazón el vampiro,
—Uno de esos grandes abandonados
A la risa eterna condenados,
¡Y que no pueden más sonreír!