El Chancellor/Capítulo XLVIII

Nota: Se respeta la ortografía original de la época

XLVIII.

EXASPERACION.—¿QUIEN LO HA HECHO?—REGISTRO GENERAL.—INUTIL PESQUIZA. ANDRES APARTA LA VISTA CUANDO LE MIRO.

19 de Enero.

Durante el dia 19 de Enero, el mismo cielo, la misma temperatura; la noche llega sin producir ninguna modificación en el estado de la atmósfera; no he podido dormir ni siquiera una hora.

Por la mañana oigo gritos de cólera que estallan á bordo.

Los Letourneur y miss Herbey que están conmigo bajo la tienda, se levantan; retiro la tela y miro lo que pass.

El contramaestre, Daoulas y los otros marineros, se encuentran terriblemente exasperados. Roberto Kurtis sentado á popa, se levanta, é informado de lo que excita su furor trata de calmarlos.

—No, no, hemos de saber quién lo ha hecho, dice Daoulas dirigiendo una mirada feroz en torno suyo.

—Sí, responde el contramaestre, hay aquí un ladrón, pues que ha desaparecido lo que nos quedaba.

—No soy yo. Ni yo, responden uno tras otro los marineros.

Y veo á aquellos desgraciados registrando todos los rincones, levantando las velas y las berlingas. Su cólera se acrecienta al ver que sus investigaciones son inútiles.

El contramaestre se llega á mí y me dice: —Usted debe conocer al ladrón.

—No sé lo que quiere usted decirme, le respondo Daoulas y algunos otros marineros se aproximan.

—Hemos registrado toda la balsa, dice Daoulas; no queda por visitar más que esta tienda.

—Ninguno de nosotros ha salido de ella, Daoulas.

—Ahora lo veremos.

—No; deje usted en paz á los que se mueren de hambre, —Señor Kazallon, me dice el contramaestre conteniéndose, nosotros no le acusamos á usted...Si alguno de ustedes hubiera tomado su parte no habiéndola querido tomar ayer, estaba en su dere cho, pero todo ha desaparecido. ¿Lo oye usted? Todolas.

—Registremos la tienda, exclama DaouLos marineros se adelantan. No puedo resistir á estos desdichados cegados por la cólera. Un horrible terror me asalta: ¿será que Mr. Letourneur, no para sí, sino para su hijo haya llegado hasta tomar?...Si lo ha hecho va á ser descuartizado por esos furiosos.

Miro á Roberto Kurtis como para pedirle protección y Roberto Kurtis viene á ponerse á mi lado: tiene las manos metidas en los bolsillos pero adivino que están armadas.

Entre tanto por orden del contramaestre miss Herbey y los Letourneur han debido salir de la tienda, la cual ha registrado hasta sus rincones más secretos, por fortuna en vano.

Es evidente, pues, que los restos de Hobbart han sido arrojados al mar.

El contramaestre, el carpintero y los marineros están poseídos de la mas espantosa desesperación.

¿Pero quién ha hecho eso? Miro á miss Herbey y á Mr. Letourneur; sus miradas me responden que no son ellos.

Dirijo la vista en seguida á Andrés que vuelve por un momento la cabeza.

¡Desdichado jóven! ¿es él? Y si ha sido él, ¿comprende las consecuencias de su acción?